Una imagen vale más que 6402 muertes

Por Alejandro Nova Torres

Abril, 2021

 

La opinión pública remite a tareas de crítica y de control, que el público de los ciudadanos de un Estado ejercen de manera informal (y también de manera formal en las elecciones periódicas) frente al dominio estatalmente organizado” (JurgenHabermas)

 

 

En días pasados, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) publicó un auto que hacía énfasis sobre los falsos positivos. Dicho documento sostiene que entre los años 2002-2008, miembros de la Fuerza Pública habrían cometido 6402 ejecuciones extrajudiciales de jóvenes colombianos para presentarlos ante sus superiores como guerrilleros dados de baja en combate. Esta clase de desaparición forzada se denomina falso positivo. Teniendo en cuenta lo anterior, la opinión pública, en su totalidad, debe ejercer tareas de crítica y control frente a las violaciones de derechos humanos; no servir a los intereses políticos y estatales del gobierno de turno; es decir, la opinión pública, debería condenar de forma unánime la desaparición forzada de 6402 colombianos. Lamentablemente en Colombia no sucede así.

 

No sucede así, debido a que, para la opinión pública, es menos importante la vida de los jóvenes colombianos que El derecho al buen nombre.

 

Parece que, a la voz oficial del gobierno, y a los medios hegemónicos, que pretenden construir la memoria histórica de Colombia, no le importan las vidas de los jóvenes colombianos; no les importa el conflicto armado, tampoco parece importarles la descomposición del tejido social que causa la guerra; ni siquiera las ejecuciones extrajudiciales. Lo que realmente causa afectación a los medios oficiales que conforman la opinión pública es el tiempo

 

El auto que expuso las ejecuciones extrajudiciales comprende el periodo de 2002 – 2008, es decir, las tres cuartas partes del gobierno de Álvaro Uribe Vélez. El exmandatario, reaccionó de la siguiente manera, a través de un comunicado en la página oficial del Centro Democrático: “Nuevo atropello de la JEP por falsos positivos. Un solo propósito como lo celebra The Economist: desacreditar a mi persona”/1/ vale la pena resaltar que el comunicado continúa con la enumeración de las organizaciones que ayudaron en la elaboración de los datos expuestos en el auto, sobre las que se refirió como: “de marcada orientación política y enemigas declaradas del gobierno que presidí”. Del comunicado del expresidente, se pueden deducir tres cosas: en primer lugar, como toda persona, como cualquier colombiano, Álvaro Uribe Vélez tiene derecho al buen nombre, (Art 15. Constitución Política de Colombia 1991) tiene derecho a defenderse y a presentar sus objeciones respectivas. Lo que realmente es deleznable, es que la opinión pública centre el debate en su figura, es decir, que los medios oficiales salgan a “lavar” la imagen del exmandatario; argumentado que los falsos positivos son utilizados como propaganda para crear una persecución política en vísperas de elecciones presidenciales.

 

En realidad, lo más importante no solamente es la imagen de un expresidente, además de eso, el país merece saber la verdad sobre las ejecuciones extrajudiciales que se llevaron a cabo en su gobierno. Los medios de comunicación, la opinión pública no se pueden prestar para hacer de la imagen de Álvaro Uribe Vélez algo inmaculado, cuando los casos de los falsos positivos nos demuestran que esa imagen tan inmaculada, no ha sido más que un sepulcro blanqueado.

 

En segundo lugar, el comunicado del líder del Centro Democrático hace referencia a la revista británica The Economist, que, según él: “celebra la desacreditación de su persona”. Tal afirmación es falsa, debido a que, en su edición del 2 de febrero de 2021, en el artículo titulado: Tribunal de paz de Colombia emite una sentencia aplastante contra las FARC /2/, la revista no tiene la intención expresa de empañar su imagen; más bien se preocupa por el futuro de la JEP:

 

Las decisiones futuras de la JEP podrían polarizar a los colombianos. Sin embargo, subyacente al acuerdo de paz está la noción de que solo la verdad puede sanar al país y garantizar que tales crímenes nunca más vuelvan a ocurrir. Hasta ahora, la JEP se ha enfrentado al desafío de descubrirlo.

 

Como es evidente, la revista se preocupa por el reconocimiento de la verdad, una verdad que la JEP puede ayudar a elucidar. En síntesis, no son las inconsistencias del auto presentado por la JEP, no es la JEP en sí misma, no es la revista The Economist; es la verdad, la que puede desacreditar al jefe del Centro Democrático. La verdad que cambiaría la imagen que los colombianos tienen de Álvaro Uribe Vélez.

 

En tercer lugar, vale la pena aclarar que las desapariciones forzadas, denominadas como falsos positivos, perpetradas durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, fueron un hecho indiscutible, más allá de lo político; por ende, no aplica el argumento que esgrime el Centro Democrático, que cuestiona la orientación política de las organizaciones y las declara enemigas del gobierno presidido por el ahora senador Uribe; ya que el interés de la JEP es revelar la verdad detrás de las ejecuciones extrajudiciales, o sea, que el país sepa al fin qué pasó en el gobierno Uribe y cómo funcionaba la relación entre bajas e incentivos a los miembros de la Fuerza Pública.

 

Al margen de los medios oficiales, la opinión pública debe tomar una postura crítica frente a lo acontecido, o sea, reconocer los falsos positivos como un fenómeno real y no político. Un fenómeno que ha costado la vida de 6402 jóvenes colombianos. Por otra parte, la opinión pública también debe ejercer el control, es decir, debe exigir la verdad sobre los falsos positivos, con el fin de evitar su posterior repetición en un futuro no muy lejano.

 

En conclusión, la opinión pública debe ser crítica frente a las evidencias mostradas por JEP, para visibilizar las consecuencias y fenómenos del conflicto armado; también debe ejercer un control sobre los entes estatales para que estos investiguen y declaren toda la verdad ante la JEP. Lastimosamente la realidad es muy distinta, ya que los medios oficiales y una parte de la opinión pública, se han dedicado a limpiar la imagen del gobierno de la seguridad democrática, ya que, para ellos, la imagen de una sola persona, de un solo colombiano, vale más que la muerte de 6402 jóvenes colombianos.    

 

 

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/1/ Recuperado de: https://www.centrodemocratico.com/comunicados-de-prensa/nuevo-atropello-de-la-jep-por-falsos-positivos-un-solo-proposito-como-lo-celebra-the-economist-desacreditar-a-mi-persona_16025#.YE4CVvlKjIV

/2/ Recuperado de: https://www.economist.com/the-americas/2021/02/02/colombias-peace-tribunal-issues-a-crushing-judgment-against-the-farc

/3/ Recuperado de: https://www.semana.com/confidenciales/articulo/las-distintas-cifras-de-falsos-positivos-segun-paloma-valencia/202135/

 


 

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