“La poesía, mi amigo, no es un arma cargada de futuro,

pero sí un ojo que mira realidades”: Víctor Rojas

Víctor Rojas vive en Suecia, un país de calles limpias, transporte público eficiente e impecable, casas ecológicas. Un hombre de sonrisa cálida, vive en medio de inviernos helados, en un país atravesado por cien mil lagos, hechizos y brujas. Nace en Bogotá, estudia Ciencias Políticas y Derecho en Colombia, víctima de un falso positivo judicial en 1982. La milicia lo acusa junto a otros jóvenes por el asesinato de Gloria Lara de Echeverri. Su historia la convierte en una novela llamada “Juego de Escorpiones”, su pluma se convirtió en su megáfono y bandera.

por Andrés Borrero Parra

SubLiteratura

febrero, 2020

¿Víctor qué sensación le ha dejado este paro Nacional que vuelve a tomar fuerza en el 2020?

El país empieza a despertar de su sueño de bella durmiente. Ya era hora, aunque hace falta fuerza. No es posible que sucedan cosas tan horrendas en Colombia y la gente tenga comportamiento de robot ciego, es decir ni ve ni siente. Me gusta este tipo de protesta pacífica, a lo Gandhi. Pienso en la desobediencia civil total, como el negarse a pagar impuestos. Si dejáramos de pagar impuestos y demás diezmos, desaparecerían de Colombia los políticos criminales y ladrones.

¿En materia de derechos humanos cómo se puede hacer para defenderlos cuando las organizaciones estatales no los respetan?

El primer derecho, y el más importante, es el derecho a la vida, a tener un puesto bajo el sol. Los gobernantes colombianos, han tenido un desprecio total por la vida ajena. La única manera de defender los Derechos Humanos en Colombia, es creando lazos de solidaridad entre los diferentes sectores sociales.

Usted ha visto protestas en otros países en donde la gente tiene una acción directa mucho mayor, pero el accionar de la policía es menos violento ¿qué es lo que pasa en estos países y en el nuestro?

Recién llegado a Suecia en calidad de exiliado político, el primero de mayo de 1986. Fiel a mis ideales y respeto a la clase obrera salí a demostrar ese día. Vi que al frente de la movilización marchaba un piquete de policías dirigiendo el tráfico. Ese mismo fenómeno lo viví hace unas semanas en Paris. Me encontraba en una calle del redondel de La bastilla cuando aparecieron los chalecos amarillos en infernal algarabía de canticos y tambores. Detrás de ellos y sin armas cientos de policías velaban para que el derecho a la movilización se cumpliera. En nuestro país eso es impensable. Están convencidos que todas las manifestaciones y expresiones de protesta se deben acallar con balas.

Usted fue exiliado en medio del Estatuto de Seguridad de Julio César Turbay Ayala ¿considera que este país es distinto al que usted abandonó? 

Sí, el país de ahora es distinto porque es peor. La espiral de la fatídica violencia estatal en Colombia tiene en Turbay Ayala el punto de partida. En su época las cárceles estaban llenas de presos políticos y las brigadas militares de torturados y de personas que nunca regresaron a sus hogares. Esa violencia se desmadra en el gobierno ilegitimo de Álvaro Uribe, las miles de personas inocentes que fueron asesinadas para hacerlas pasar por guerrilleras.

El arte en Colombia ha tomado un papel importante en la movilización ¿cuál podría ser el papel de la literatura en estas marchas?

Suecia era un país más pobre que Colombia hace un siglo. Pero en 1932, después de que los militares dispararon contra una manifestación de obreros, dejando cinco muertos. En ese ambiente de pobreza y búsqueda, un grupo de escritores rudimentarios, casi analfabetos, se dio la tarea de recrear en sus escritos la realidad social, las injusticias, el desamparo en que se vivía. La poesía, mi amigo, no es un arma cargada de futuro, pero sí un ojo que mira realidades. Y muchos de esos ojos se necesitan en Colombia.

 

¿Si regresará a Colombia cómo cree que sería su vida, su lucha, sus miedos?

No voy a regresar. Eso no significa que abandone a Colombia. No, acá afuera tengo mi trinchera de pantalla cromática, buena memoria y teclado sensible. Esa es mi tarea y sin miedo la hago. Hay luchas de otros pueblos que hay que acompañar. Hay una lucha universal que hay que sacarla victoriosa, como es la lucha por la naturaleza.

¿Un poema suyo para estos momentos?

Sí, con mucho gusto y con gran sinsabor de que uno tenga que escribir cosas trágicas, dolorosas. Un poema que hace parte de un poemario en gestación:

 

Cuando despierte 

la tarde será de los buitres

 

Pensaré que tus avioncitos de papel 

han llegado a puertos de otros mundos 

cargados de trágicas noticas

 

Al caer en cuenta 

que ya no hay mensajeros de desgracias 

preguntaré a los caminantes 

si saben 

qué tiene que ver el vuelo de las mariposas 

con esa infame costumbre 

que tienen los ángeles del odio 

de venir a matarnos mientras todos callan.

Víctor Rojas

(Jönköping, 24 de julio de 2019, mientras tanto tú te sientes sola)



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