Víctor Jara, el cantautor que amó la humanidad

Imagen tomada de latercera.com
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Por María del Pilar Lugo

Septiembre, 2020

- ¿Por qué las manos?

Preguntó el soldado.

-Lo mandaron ellos.

Dijo el sargento.

Y ambos lo miraron.

-Mis manos no. Soy músico.

Dijo él.

-Revolucionario.

Dijo el sargento. Y escupió.

“Tal vez le oí un día. Tal vez amé con sus canciones. Tal vez soñé en un mundo mejor con ellas, Tal vez, tal vez”, pensó el soldado.

Pero ahora estaba sordo en vida, porque llevaba un arma, el uniforme de la intolerancia, el silencio de la obediencia.

Y tenía miedo.

-Destrócenle las manos.

Y las manos destrozaron.

A culatazos.

El soldado gritaba:

-Bate palmas ahora, huevón, bate palmas.

Le quedaba la voz. Así que cantó.

- ¿Cómo le destrozamos la voz?

Preguntó el soldado.

Y él ordenó:

-Con la muerte.

Le dispararon una ráfaga de ametralladora a las piernas.

-Canta ahora, huevón. Canta ahora.

Gritó el soldado.

Y en el mundo entero, como bandera de una nueva esperanza, comenzaron a sonar las canciones de Víctor Jara.

(Tomado del libro, Víctor Jara, Reventando los silencios, Jordi Sierra i Fabra)

El mundo recuerda la muerte del cantautor chileno Víctor Jara, quien fue torturado y asesinado un día como hoy, hace 47 años tras el golpe de estado de Pinochet.  El infierno comenzó el 11 de septiembre de 1973 lo que llevó a un encierro con otros profesores, intelectuales y estudiantes en la Universidad Técnica del Estado, en Santiago. No obstante, el ejercitó tomó las instalaciones y conllevó a su fatal desenlace en el Estadio Chile. Después de 30 años del golpe militar, el estadio fue rebautizado con el nombre de Estadio Nacional Víctor Jara.

Fotografía - archivoschile.org
Fotografía - archivoschile.org

Víctor nació en la provincia de Ñuble, al sur de Chile, un 28 de septiembre de 1932. De origen campesino, heredó por parte de su madre el amor por la música, ya que ella cantaba en velorios y eventos familiares. El pronto abandono de su padre alcohólico, y la perdida de su madre años después, hizo tomar la decisión de ingresar durante dos años al Seminario Redentorista de San Bernardo, de ahí pasaría a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, donde conocería a la recordada Violeta parra. 

Como director teatral dirigió varias obras obteniendo el Premio Laurel de Oro como mejor director del año, entre otros premios. Su paso a la música se hace en el año 1968 siendo el director artístico de Quilapayún, participó también con el Conjunto Cuncumén, Inti Illimani, Ángel e Isabel Parra, Patricio Manns y Rolando Alarcón.  Empieza una carrera corta, pero inmersa en la música popular latinoamericana, el pueblo, sus problemas, donde su manifiesto logró llegar a los corazones de miles de personas. Entre sus canciones más conocidas, podemos recordar, Te Recuerdo Amanda, El Cigarrito, Canto Libre, El Derecho De Vivir En Paz.

Estuvo casado con la bailarina y activista política británica Joan Turner, quien fuera su profesora de expresión corporal en la Universidad de Chile. Después de su muerte, sería ella, quien lucharía por más de 40 años buscando la verdad sobre su asesinato. De su matrimonio, quedaron sus dos hijas Amanda y Manuela.

Víctor, fue nombrado embajador cultural del gobierno del también asesinado Salvador Allende, su labor fue cumplida de manera comprometida, hasta el día de su muerte. 

 

El enorme odio e intolerancia que dejó el golpe de Estado en Chile, dejó según las cifras oficiales, 3.197 personas muertas y 1.1198 desaparecidas. Pero durante los tres meses siguientes al golpe, se calcula que 125.000 seres humanos fueron internados en el Estadio Nacional y el Estadio Chile, amén de otros campos deportivos vallados, y que un mínimo de 15.000 personas fue asesinadas y otras miles más “desaparecieron”. (Tomado del libro, Víctor Jara, Reventando los silencios, Jordi Sierra i Fabra)

 

Uno de los mas recordados homenajes que se han hecho, es por parte de Organizaciones sociales, de derechos humanos y trabajadores de la cultura, quienes realizaron el evento Mil Guitarras para Víctor Jara, lugar donde miles de voces y acordes, recuerdan de manera grata y heroica la vida y absurda muerte del cantautor que dejó un importante legado musical y social en Chile y el mundo.