Mayo, 2019

 

Susana María Rico Barrera

Medellín, 1992 (Colombia)

 

Filóloga y Magíster en Periodismo. Cursó sus estudios universitarios en Rusia, país en el que se especializó en lengua, literatura y cultura rusa. También se dedica a la escritura creativa y al periodismo literario. Ha participado en varios talleres de escritura (poesía y cuento) y sus poemas han sido publicados en diferentes revistas culturales online.

 

En la actualidad da a conocer sus escritos en el blog:

susanamaryoceano.wordpress.com

 

‘ПОЭЗИЯ ПОБЕДЫ’: CUANDO LOS GRITOS DE HORROR SE SINTIERON SOBRE EL PAPEL

 

Поэзия Победы (En español, “Poesía sobre la victoria”) es una cuidadosa compilación realizada por uno de los emblemáticos poetas rusos del último tiempo: Yevgeny Yevtushenko, una voz reconocida por fuerza y permanente cuestionamiento de sus realidades y enfática en la condición humana: su dolor, abandono, pesimismo y múltiples tormentos generados a raíz de su nacimiento y existencia en un país -podría decirse- violento desde su origen, pues no es desconocida la participación de Rusia en ambas guerras mundiales y numerosos conflictos originados en su necesidad de expansión. No en vano, Rusia es el país más grande del mundo.

 

En “Poesía sobre la victoria”, se presenta a los lectores -muchos de ellos testigos directos-, la perspectiva rusa de la II Guerra Mundial, nombrada como la “Gran Guerra Patria” y cuya histórica victoria se conmemora cada 9 de mayo, el “Día de la victoria”. Sin duda, un triunfo que esconde tras de sí, miles de dolorosas historias y pérdidas retratadas en las canciones populares, melodías que propios y extraños aprenden con nostalgia de un tiempo no tan lejano, no vivido, pero con la misma sensación de orfandad de quienes lo perdieron todo, y en los versos que Yevtushenko a bien compiló para la celebración de los 70 años de la victoria de la Unión Soviética en 2015, antes de su fallecimiento. 

 

Поезия Бойны es una antología poética conformada por poemas representativos de más de cien autores. En palabras de su antologista, “La victoria es la hija de la literatura rusa” y no le falta razón. Como él mismo explica en su prólogo, célebres clásicos rusos como Lev Tolstoi, Alexander Pushkin, Mijaíl Lermontov han caracterizado varios de sus personajes más recordados en la literatura rusa y mundial como héroes de guerra. Sin duda alguna, piedra fundamental para esta literatura en sus épocas más prolíficas, pero, irónicamente, condenada a la censura o al olvido. Es entonces cuando debe comprenderse la importancia de estos versos, entendidos como la manera de hacer su propia resistencia y un duelo cerrado que por momentos se abre con fiereza. 

 

Entonces, ¿se trata en realidad de una victoria? Al respecto, vale la pena considerar los versos de Boris Slutsky en su poema Ровно неделя до победы (‘Una semana exacta antes de ganar’) 

“А что такое полная свобода? / Не тайная, а явная? / Когда / отбита беда? / Забыта забота? (“¿Y qué es la libertad total? / ¿sin secretos y aparente? / ¿cuándo / se rechaza la ofensa? / ¿se olvida la preocupación?)” Esta pregunta al igual que la incesante pregunta sobre la vida después de la guerra son los ejes centrales de este poemario, como ejemplo estos versos de la poetisa Margarita Aliguer en su poema С пулей на серце я живу на свете (‘Con una bala en el corazón, vivo sobre la tierra’) “С пулей в сердце / я живу на свете. / Мне еще нескоро умереть. / Снег идет. / Светло. / Играют дети. / Можно плакать, / можно песни петь” (“Con una bala en el corazón / yo vivo sobre la tierra. / Todavía no moriré pronto. / Cae nieve. / El día clarea. / Juegan los niños. / Puedes llorar, / puedes cantar canciones”). 

 

En estos cortos pero contundentes versos, la poetisa nos recuerda que sobrevivirse a uno mismo también es una muestra de esperanza. Pero no son los únicos versos que nos demuestran la fortaleza de un pueblo ante la adversidad. A través de incontables alegorías y retratos poéticos de la cotidianidad de la guerra y su rastro de muerte y miseria, los poetas dan voz a los soldados, describen los fuertes de batalla en onomatopeyas que calan en lo profundo de los huesos. No se puede imaginar el estallido de una bomba sin haber escuchado su estruendo, ni los gritos de pánico cuando los niños perdían a sus madres o las madres y viudas se enfrentaban a la pérdida de sus hijos y maridos. No hace falta recordar que en la profundidad de los bosques y la estepa rusa reposan miles de cuerpos que cantan su desdicha cuando el viento roza cada una de las ramas. Por ellos y para ellos existe este libro como una de tantas garantías de no olvido, de agradecimiento eterno. Pero para nosotros, los contemporáneos, es el recordatorio del horror, de la magnitud del daño causado para nunca más repetirlo, aunque cada día de este siglo, la muerte se burle con sorna entre amenazas y miedo en casi todos los rincones del mundo que habitamos. 

 

Este libro que todavía permanece sin traducir al español se hace imprescindible para nuestras bibliotecas. Para entender nuestros contextos históricos, deben tenerse en cuenta todas las aristas posibles y sus perspectivas, así como si se observara la realidad a través de un caleidoscopio. 

 

 

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