EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA DECONSTRUCCIÓN DE LA REALIDAD DESDE EL GOCE Y LA CREACIÓN ARTÍSTICA

Por Ricardo Peñuela Quintero

 

El teatro tiene fundamentalmente dos espacios, uno físico y otro imaginario. Por una parte, una sala de teatro tiene un color, una altura, un perímetro establecido y concretado por sendas paredes. Aún con todo, la obra teatral que allí ocurre puede establecer que es un apartamento, el mar, una calle de la ciudad, una prisión, etc. Ahora, este último espacio tiene dos caras o dimensiones, la imaginación de la/el intérprete y la de las/los espectadores. La/el intérprete tiene por deber lograr que el/la espectador imagine en la misma sintonía para que vea, huela, sienta y así crea, entonces lo que acontece en ese espacio físico, por más ficcional que sea, se vuelve verosímil. Es por un momento una verdad.

 

Gana la verdad en este plano una lectura difícil, pues en la conciencia de las/los espectadores cambia, dado que pende el acontecimiento artístico de la interpretación de quien lo percibe. Quien lo percibe lo hace desde su propia perspectiva, lo categoriza de acuerdo su marco social contextual, su historia de vida y la forma que le dio validez a algunos preceptos, conceptos y paradigmas –desde su mundo de la vida (Habermas, 1987). 

 

A más de esto puede la obra teatral romper paradigmas, preceptos y conceptos. Puede lo estético virar lo ético y todo lo que habita el mundo conceptual, el de las ideas. 

 

Tal cual en la vida real. Las diferentes culturas en el mundo dan valor categórico a algunas ideas, estableciendo desde éstas un mundo práctico, con rituales, hábitos, paradigmas, preceptos, etc.

 

Cuando se conoce otra cultura y un sujeto se impacta e impregna del mundo conceptual de esa otra cultura, puede virar su mundo, su comprensión de mundo, y adquirir sus prácticas culturales, creencias religiosas, etc. Ésta es la razón por la que existen Krishnas colombianos e indios católicos.

 

Es entonces la realidad y la verdad un convenio, un juego en la conciencia. La visión de lo bueno o malo, es suficiente para generar una acción en el mundo físico.

 

Así las cosas, de nuestra comprensión de mundo penden nuestros actos.

 

¿Cómo logra la obra teatral hacerse verosímil?  Los artistas han de estudiar los signos y símbolos de los espectadores. No basta tener unos sofás rotos en el escenario para que el espectador vea una sala de una casa decadente, es necesario tener en cuenta la forma en que estos se disponen y el uso que se les da en escena para que no sea un cuarto de san Alejo sino una sala decadente. Es decir para representar algo gigante, como una casa, con unas pocas cosas es necesario deconstruir la realidad, revisar su constitución, para luego representarla en la conciencia de el/la espectador.

 

Decantar la realidad, que no es otra cosa que una construcción del lenguaje -“el árbol no es árbol hasta que se menta árbol”- es uno de los oficios del arte, tan innato en el ser humano.

 

Ahora; ¿Dónde se originan los principios fundamentales del mundo de la vida, de la conciencia y que constituyen la “realidad”? Si tomamos por verdad el concepto de educación de Durkheim, diríamos que es el ejercicio de la educación, sea por mímesis de las prácticas culturales, las de la familia, por ejemplo, o por el tránsito de información, el aula, la escuela, La Institución Educativa.

 

“Llegamos, por tanto, a la fórmula siguiente: La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas que no han alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la vida social. Tiene por objeto el suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales, y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado” (Durkheim, 1975)

 

Una sociedad se compone de sujetos sociales en comunión con unos principios, estos son verdad en tanto que un convenio, éste existe gracias al lenguaje, que establece si tiene más valor el agua o el dinero. Se separan estos preceptos de un orden natural para existir en un orden cultural y ser verdad en la conciencia de los sujetos sociales.

 

En este punto cabe aclarar que existen unos sistemas culturales impuestos, tales no son construidos por la comunidad que los adquiere, son simplemente aceptados, ya sea por voluntad propia o por la fuerza. 

 

Este breve artículo busca mostrar, a manera de abrebocas, la importancia de la educación artística para el pensamiento crítico y para la enseñanza de temas propios de otras asignaturas, en tanto que los conceptos y prácticas de otras áreas del saber están en la “narrativa de verdad” de la realidad que habita el sujeto. Quede en esta breve introducción dicha, la importancia de la educación, y entiéndase la analogía del teatro y la realidad, que tiene de fondo el concepto verdad, como una pequeña puerta para entre ver cómo se observa desde aquí la construcción de la realidad y la influencia del arte en ésta. 

 

Este artículo hace parte de un trabajo investigativo más amplio del cual se extrae este fragmento para esta publicación.

 

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Bibliografía:

  • Durkheim, Emilie, Educación y sociología, Ed. Península, Barcelona, España, 1975, p.53
  • Freire, Paulo; Pedagogía del oprimido: capitulo II;  siglo veintiuno editores2; México, 2005; pp. 80.
  • García Márquez, Gabriel y otros; Misión de ciencia, educación y desarrollo; Al filo de la oportunidad: La proclama; El magisterio; Bogotá, 1998.
  • Habermas, Jurgen, Teoría de la acción comunicativa: Complementos y estudios previos. Cátedra, Madrid, 1989.
  • Lyotard, Jean-François; La condición posmoderna. Trad. Mario Antolín Rato. Ed. Cátedra, 7ma edición, Madrid, España, 2000.