Textos y texturas de la poesía colombiana

 

Compartimos la primera entrega del artículo “Poetas de la ciudad bipolar: Mujeres que sienten, viven y escriben Bogotá”, de la escritora Ángela Acero Rodríguez quien nos invita a recorrer la voz y la sensibilidad de catorce poetas contemporáneas que encuentran en Bogotá un espacio de creación y de confrontación. Sus obras, marcadas por la intensidad de la vida urbana, recogen la esencia de una ciudad cambiante, contradictoria y letal, que se hace presente en cada verso como reflejo de las emociones, memorias y realidades de quienes la habitan. A través de estas escritoras, Bogotá se revela no solo como escenario, sino como un personaje vivo que respira poesía.

 

En esta primera parte nos presenta siete escritoras contemporáneas que capturan el espíritu actual de los tiempos. En su poesía, la capital se transforma en un lugar de resistencia, reflexión y reinvención, en donde lo personal y lo colectivo se entrelazan para dar testimonio de una ciudad que, pese a sus contrastes y contradicciones, sigue inspirando y moviendo a quienes la viven, la disfrutan y la sufren.

 

Redacción editorial Quira Medios

Septiembre, 2025

 

 

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Poetas de la ciudad bipolar:

Mujeres que sienten, viven y escriben Bogotá

Por Ángela Acero Rodríguez *

 

 

Vivir en una ciudad enorme, caótica, multicultural, policromática, amada y odiada; capital de todos y de nadie, sin duda se constituye en un seductor motivo para la creación artística en todos sus niveles. Escribir poesía teniendo como paisaje la capital colombiana, trae temáticas interesantes, extrañas, sensibles y muy particulares. En esta edición especial y con motivo de la celebración del cumpleaños número 487 de la que yo llamo “ciudad bipolar” (por el clima, los habitantes, la geografía, los estratos, los acentos, entre muchas cosas más arraigadas a los “2600 metros más cerca de las estrellas”); acompañados de la música, los colores, los cantos, las memorias y la poesía que es lo que nos convoca en esta lectura, me tomo el atrevimiento de recomendar catorce (14) mujeres poetas, nacidas en Bogotá, apasionadas por la escritura, con concepciones distintas acerca de lo que esta ciudad les atraviesa y les conmueve y cuya poesía es una hermosa muestra del trasegar por calles y carreras de asfalto y llovizna. Como bogotana, “rola” en constante y seductora confrontación con esta Bogotá exótica, hostil y generosa, les presento las siguientes escritoras -con la conciencia que hay muchas más- pero las elijo a ellas porque considero que merecen ser leídas y reconocidas, porque su voz está activa, porque creen en la palabra y su apuesta viene desde el corazón, la empatía y el amor por lo que hacen; sobre todo porque es valioso poder encontrarlas en alguna calle de esta ciudad y dialogar con cada una en algún café, en algún bar, en algún encuentro poético propiciado por lugares tan bohemios como cotidianos; además de compartir la lectura en voz alta como acto de paz y amor. 

 

Estas mujeres poetas habitan esta ciudad con la valentía y la imponencia que exige este carácter bogotano; son rockeras, caminantes, viajeras, con punk y merecumbé en las venas y que a ratos permiten que su espíritu se conmueva con un bolero o un vallenato. Con la fuerza de su voz nos hablan de historias dolorosas de este país, pero también nos alientan a encontrar en lo cotidiano la belleza de las cosas. Animales, plantas, paisajes lejanos de mar, ríos, montañas se revisten de una magia especial en sus voces cuando son nombrados cuidadosamente en sus versos.  La casa, los patios de la infancia, la escuela, los amigos, las fiestas, el crecer, el ejercicio de la escritura, entre tantos otros temas, son trazados con un honesto andar por esta elección creativa que implica la poesía en estas mujeres. Mi acercamiento a ellas y a su voz me inspira para aleatoriamente presentarlas un poco con sus letras y su sentir. Sin importar su edad, si han publicado o no, si su nombre resuena en los círculos de poesía, si han ganado premios o distinciones, si nos une la amistad o no hemos tenido la oportunidad de compartir alguna lectura, las recomiendo desde mi admiración por su escritura, la fuerza de su voz y por el vínculo creativo que mantiene con esta ciudad así no sea explícitamente nombrada.

 

Foto: https://laparadapoetica.blogspot.com
Foto: https://laparadapoetica.blogspot.com

Diana Carolina Daza Astudillo (Bogotá 1980). 

La voz poética de Diana nos sumerge en las palabras cotidianas: la casa, los espejos,  el habitar de los objetos que llevan memorias y afectos; fotografías de madres, hermanas, padres y amigos; la máquina de coser de agujas melancólicas, las plantas en conversación con el más allá, los pájaros que danzan con ballenas azules; el patio, la casa, las fiestas que dejan ruidos escondidos entre las copas y las colillas de extraños; la nostalgia, el silencio de las ventanas y el constante diálogo epistolar con esos fantasmas tristes. 

 

“De todas las formas de perder el tiempo, elijo este oficio de la curiosidad: Husmear las billeteras, las mesas de noche. Espiar la rutina de los solitarios, el último desayuno del suicida. Conocer la fotografía que besa el ladrón antes de dormir, la forma en que encajan los cuerpos después de la estampida de sudor, saliva y soledad. De todas las formas de perder el tiempo, prefiero este oficio de la curiosidad, deja la mano caliente y espanta esa mala costumbre de escarbar los cajones del pasado, donde el cantó de la vida se apagó, como la melodía del piano abandonado en el sótano de un teatro.”

 

 

Fotyo: Oriette D’Angelo. Iowa City, 2020
Fotyo: Oriette D’Angelo. Iowa City, 2020

Laura Andrea Garzón (Bogotá, 1992). 

La poesía de Laura nos lleva a lugares cotidianos. En un levitar y ver desde arriba los espacios transitados, como en cámara lenta. Aparecen en su escritura elementos que insinúan el movimiento incesante de todo lo que puede ser nombrado. Amasar la harina, hacer pan, hacer pizza mientras el diálogo con abuela, padre y mundo se expande como el calor del abrazo y la paciencia. Con la dulzura de su voz nos habla de mundos lejanos que nos pone al alcance de nuestros ojos, con la disposición del ritual antes de una cena o de una sublimación de nuestro niño interior frente a un océano de vidas y muertes que se entrelazan en lo más común del ser humano.

 

“El cuerpo de Cristo que llaman hostia me hace pensar en una arepa

de esas que haremos luego de la misa cualquier domingo a mis diez años

junto al caldo / no hay condena posible más que la espera a que esté listo y se ase la masa blanca rellena de queso. Ojalá esta fuera nuestra misa e hiciéramos como los vecinos cristianos que cantan todo el día e invitan a la gente a comer a su casa.”

 

 

Foto: Facebook Alejandra Becerra
Foto: Facebook Alejandra Becerra

Alejandra Becerra (Bogotá, 1992). 

Lo femenino y su poder, lo ancestral, etéreo y presente es la fuente de inspiración en la poesía de Alejandra. El fuego y la pulsión vital acompañada de una melancolía que nos conmueve y nos lleva al diálogo con ese otro -esas otras- cuya voz toma la poeta y la invoca en el vuelo de su fuerza. Los cuerpos, el alma, las raíces de la vida misma como impulso necesario para andar el camino enfrentando la guerra, la muerte y llevando la memoria y la voz como estandarte.

 

“Avanzamos y todas las ruedas consumadas al pavimento recogen las huellas que el viento le deja a los caminos, los rostros se quedan en los semáforos, la espera se encuentra en las monedas y las aceras se hacen nudo para envejecer en los ojos de quien solo observa los escombros del tiempo. Corremos y un mundo desaparece, los cuadros del día conmueven la memoria y dejan, a través de los segundos, un aliento para sobrevivir en la sombra del aire.”

 

 

Foto: Facebook Paula Bernal
Foto: Facebook Paula Bernal

Paula Bernal Samudio. (Bogotá, 1996). 

Paula extiende sus alas como un cóndor con el que nos pone en diálogo. El volver sobre nosotros mismos en la historia y las memorias de un baile; una cerveza, un amigo ausente, un perro y un jugo de maracuyá. Todo desde la ensoñación de pantallas de cine, de melancolías monocromáticas de una ciudad que hiere y abraza. Las vacas, las madres, los cuerpos que danzan con almas huérfanas de tardes lluviosas. Su poesía es un enjambre dulce y poroso que vale la pena leer como en cámara lenta.

 

“He buscado en Google el cóndor herido y se reproduce una canción de vallenato con la que mis viejos crecieron (a mí también me gusta).

Habla sobre el deseo humano de alzar el vuelo / de irse para huir / tal vez de la muerte / y aunque el sonido de las gaitas alivia la espera / no resuelve la duda.”

 

 

Foto: https://literariedad.co/
Foto: https://literariedad.co/

Jenny Bernal (Bogotá, 1987). 

Jenny acompaña el trasegar poético con una profundidad que abraza la memoria, la lluvia, los cuerpos y lo impredecible de la vida misma. Un trabajo dedicado con cada letra en el papel y con la fuerza que se requiere para abrir el alma en toda poesía. Los paseos en transporte público y todo lo que podemos ver por una ventana nos lo muestra Jenny con una serenidad que nos pone a pensar y a detenernos en lo cotidiano que a todos nos interpela; así como la zona de confort que en algún momento nos incomoda más cuando vemos al otro, a la otra con alma compasiva.

 

“Todos pasamos por el lado en el último transporte / por una avenida larga, peligrosa y deshabitada, / demasiado exhaustos para alentar su caminata. / —la pobreza es fea— dijo una pasajera. 

La mujer abrazó a su pequeño, / desde la monótona calma que le trae la experiencia / 

de llevar consigo todos los bienes, / le animó a continuar”.

 

 

Foto: Facebook Daniela Sandoval
Foto: Facebook Daniela Sandoval

Daniela Sandoval (Bogotá, 1998).

Daniela nos guía con la fuerza de la rabia creadora por el camino de la denuncia, pero también del amor y la fe en la vida. Su poesía está cargada de afectos y vivencias personales abrazadas a la risa que la mantiene con la voz viva. Un abrir el alma entre las líneas que siente y que escribe mientras habita esta ciudad que la llena de urgencias para escribir; en la que discurre y se potencia como el ruido de una buena fiesta punk. 

 

“... Los buenos muchachos se han ido/no sé si recuerdan que eran mis amigos/ un guayabo de sangre

nos descompuso la risa/y bajo otras máscaras /acuden a un imperio de plomo. Tenemos miedo de/este afuera/y se fueron los muchachos/y no hay una lengua para morder/y esta memora está/morada/no respira/ y no sé si te tengo /mi amor/y si me cobija esta larga noche

fuera de tus brazos /a manos del miedo/al menos quiero gritarte: /¡Este no es el carnaval que me prometieron!/y se nos pasó el tiempo/y la vida se nos fue/y no sé si celebrar el silencio/que a la hora 20 es lo único que nos queda.”.

 

 

Foto: https://www.utadeo.edu.co
Foto: https://www.utadeo.edu.co

Laura Marcela Castillo (Bogotá, 1990).

Leer a Laura es escuchar historias tan hermosas como dolorosas. Lo que produce vivir en el contexto de un país como el nuestro, trasegar entre la rabia por la injusticia y la solidaridad por el menos favorecido. Laura ahonda en el dolor de mundo para sacar de él la belleza posible en su poesía. Desde la sencillez y respeto por el lenguaje es una poeta que abraza el presente para desprenderse en otras miradas posibles haciendo dulce la lectura siempre con el poder de conmover a quien la escucha.

 

“Las hojas caen del borde de los tejados / y entran de golpe a casa de los poetas. Sin preguntar, se instalan en las paredes, / cuestionan el silencio,

respiran sobre la pesadez de las manos, /buscan el instante en la palabra

De golpe, el vuelo de un pájaro revienta en el papel. La noche entonces despierta.”

 

 

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* Ángela Acero Rodríguez

Bogotá, 1981. Profesional en Filosofía. Magistra en Estudios Culturales. Hace música y fotografía que incluye en algunas de sus intervenciones poéticas. Tiene cuatro publicaciones de poesía: Manecillas en estado alterado (2013), Dos días después de vos (2016), La Poetería (2018) y Los peldaños de la inercia (2019). Coordina talleres de escritura para jóvenes y adultos. Ha participado de numerosas antologías de escritores, programas de radio y encuentros nacionales e internacionales.

Correo: mayapaz52@gmail.com

 

 

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