El poder de la salud financiera en momentos de crisis

Por Paola Castro Bustos*

Noviembre, 2021

 

 

En tiempos atípicos y difíciles para la gran mayoría de empresas y familias en el mundo, se deben reevaluar los patrones económicos que consideramos comunes y normales en la sociedad. Enmarcada por una crisis social y económica que dirige la ruta de lo desconocido. Una pandemia que sucumbió en la pobreza y desigualdad a los países más frágiles, una economía colapsada, una sociedad débil, una educación saturada de ambigüedades que limitan el mayor de desafío de cambio y crecimiento que sin duda será la nueva era mundial. “La recesión ocasionada por la COVID-19 es singular en varios aspectos, y es probable que sea la más profunda para las economías avanzadas desde la Segunda Guerra Mundial y la primera contracción del producto en las economías emergentes y en desarrollo en al menos los últimos seis decenios”, dijo Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial. “No existen registros de correcciones a la baja tan súbitas y drásticas de los pronósticos de crecimiento mundial como las que se han visto en la época actual. Si el pasado sirve como referencia, los pronósticos podrían empeorar aún más, lo que implica que los encargados de formular políticas deben prepararse para la posibilidad de tener que adoptar medidas adicionales para apoyar la actividad”.

 

Lo que nos permite hacer catarsis sobre cómo está nuestra salud financiera entendida; cómo el dinero  suficiente para cubrir los gastos y tener ahorros para cualquier eventualidad. El desafío que debemos enfrentar en medio de estallidos económicos y sociales que no solo han afectado a los más pobres han hecho hundir en una recesión sin precedentes a economías estables. Según reporte del Banco Mundial en América latina y El Caribe. Debido a las diversas perturbaciones internas y externas derivadas de la pandemia, en 2020 la actividad económica regional sufrirá una contracción de un 7,2 %, lo que constituirá una recesión mucho más profunda que las causadas por la crisis financiera mundial de 2008-09 y la crisis de la deuda latinoamericana de la década de 1980. Se prevé que la actividad económica caerá a su punto más bajo durante el segundo trimestre del año, cuando las medidas de mitigación se encuentren en sus niveles más altos. En este contexto, la normalización de las condiciones internas y mundiales permitirían que el crecimiento regional se recupere al 2,8 % en 2021. La pandemia ha exacerbado enormemente los riesgos de la deuda en los mercados emergentes y las economías en desarrollo; es probable que las débiles perspectivas de crecimiento aumenten aún más la carga de la deuda y erosionen la capacidad de servicio de la deuda de los prestatarios”, aseguró Ayhan Kose vicepresidente interino de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Banco Mundial. “Es necesario que la comunidad mundial actúe con rapidez y determinación para asegurarse de que la reciente acumulación de deuda no resulte en una serie de crisis de deuda. El mundo en desarrollo no puede permitirse otra década perdida”.

 

Como ocurrió en el pasado con otras crisis graves, se espera que la pandemia deje efectos adversos de larga duración en la actividad mundial. Es probable que la desaceleración del crecimiento mundial prevista para el próximo decenio empeore debido a la falta de inversiones, el subempleo y la disminución de la fuerza de trabajo en muchas economías avanzadas. Si la historia puede servir de referencia, la economía mundial se dirige hacia un decenio desalentador en materia de crecimiento, a menos que los encargados de la formulación de políticas pongan en marcha reformas amplias que mejoren los elementos impulsores fundamentales para un crecimiento económico equitativo y sostenible.

 

Las autoridades responsables de las políticas económicas deben seguir sosteniendo la recuperación, pasando gradualmente del apoyo a los ingresos a las políticas de fomento del crecimiento. A largo plazo, en los mercados emergentes y las economías en desarrollo, las políticas para mejorar los servicios de salud y educación, la infraestructura digital, la resiliencia al clima y las prácticas empresariales y de gobernanza ayudarán a mitigar los daños económicos causados por la pandemia, reducir la pobreza y fomentar la prosperidad compartida. En el contexto de una situación fiscal débil y una deuda elevada son particularmente importantes las reformas institucionales para estimular el crecimiento orgánico. En el pasado, los inversionistas reconocieron los dividendos en materia de crecimiento derivados de los esfuerzos de reforma en las mejoras de sus expectativas de crecimiento a largo plazo y el aumento de las corrientes de inversión.

 

Los bancos centrales de algunos mercados emergentes y economías en desarrollo han empleado programas de compra de activos en respuesta a las presiones de los mercados financieros inducidas por la pandemia, en muchos casos por primera vez. Cuando estos programas se han orientado a los problemas del mercado, parecen haber ayudado a estabilizar los mercados financieros durante las etapas iniciales de la crisis. Sin embargo, en las economías en las que la compra de activos continúa expandiéndose y se percibe que se utiliza para financiar los déficits fiscales, estos programas pueden erosionar la independencia operativa de los bancos centrales, ocasionar una debilidad monetaria que produzca un desanclaje de las expectativas inflacionarias y aumentar las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda.

 

Cuando el mundo atraviesa cambios estrepitosos en la economía mundial, fecunda en las familias el mayor impacto negativo en sus ingresos, lo que nos lleva a plantear y responder esta pregunta ¿se está preparado para reinventarse en medio de crisis económicas y sociales? como la que hoy atraviesa el mundo, una pandemia que puso en jaque la economía y que deja grandes retos en la sociedad. Una sociedad marginada por la pobreza y el olvido, un reto que muestra la debilidad en programas sociales y de inclusión en todas las cadenas productivas, unas empresas débiles financieramente que han despedido empleados para poder sostenerse, un sistema de salud que emite a gritos un cambio estructural y de raíz, una sociedad enferma por la carencia de valores y responsabilidad, un mundo desigual y marcado por intereses particulares que enmarcan la cruda realidad.

 

Las aplastantes crisis actuales están llevando a muchos negocios, empresas y familias a cerrar o replantear su estructura para acoplarse a la nueva realidad, que llegó para quedarse, volcar los esfuerzos en otros métodos de negocio como lo digital, ha sido el salvavidas de muchas empresas que luchan por sobrevivir en medio de estas situaciones adversas. Desencadenando un declive en la calidad de vida de las personas, por eso la importancia de estimular desde jóvenes como prioridad una aptitud financiera, una salida exitosa en medio de crisis, el cómo actuar, en  qué momento cambiar y transformar las crisis en oportunidades.

 

Marcar una ruta eficaz e innovadora permitirá encontrar la esencia del negocio, el entender los cambios, y establecer parámetros que impacten en el mercado catapultaran exitosamente nuestra salud financiera, seguramente esta crisis vivencial no será la única que debemos enfrentar y lo que esto nos lleva a plantear si estamos preparados, capacitados, orientados y seguros, que ante las crisis se debe transformar y acoplar a lo que el mercado y la vida nos  muestra, difíciles y tormentosos serán los caminos que se deben a travesar pero las empresas, los negocios, las familias y el mundo debe entender, que los cambios son la prioridad para acoplarse a lo que ocurre en el mundo, crisis que surgen dejando siempre la mayor incertidumbre y consecuencias sociales, económicas ambientales, dejando hambre, pobreza, destrucción, y los mayores índices de desigualdad, se debe aprovechar el pilar más importante en la sociedad, “la educación”, y en este sentido permitir el acceso a una educación de calidad como principio, como clave para combatir la guerra económica.

 

 

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* Paola Castro Bustos

Profesional en administración de empresas con experiencia en circulación y cartera publicitaria, creación, orientación y organización empresarial en temas de nuevos emprendimientos. Escritora amante de la vida, la naturaleza, los perros, el campo y la lectura.