María Mercedes Hernández Henríquez

Febrero, 2019

 

Doctora en Lingüística (Conv. MEN), Doctora en Gramática General y Comparada: Filología Clásica por la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente se desempeña como docente en el programa de Licenciatura en Español e Inglés de la Universidad de Cundinamarca – Seccional Girardot. 

 

Su perfil investigativo se inscribe en la pervivencia de la cultura clásica en las manifestaciones estéticas actuales como dan cuenta los títulos de sus artículos, escritos y ponencias:  “Los Juegos del Hambre: Una Recreación del Mundo Grecolatino y sus Fisuras Ideológicas y Sociales”, “Edipo: Método de Análisis”;“El Minotauro: una Mirada Borgiana”; “Recontextualización Poética de un Mito”; “La tradición Clásica en los juegos del Hambre”; “La Justicia en la Literatura Griega”; “La Justicia como Tema Literario en tres Autores Griegos”; “Poesía, Mito y Cotidianidad”; “Los Juegos del Hambre: Visión Futurística del Mito de Teseo”; “Música y Literatura; “10 Mujeres Poetas Cantan a la Tierra”; “Importancia de los Números en la Literatura”; “José Pérez Olivares: Mito y Pensamiento Político-Social en su Obra Poética”; “Reflexiones en torno al Día del Idioma”; “El Ciclo Cretense en los Poemas ‘Rosal Chino’ de Almudena Guzmán y ‘Síntesis de Ariadna’ de Ana Sofía Pérez-Bustamante”.

 

 

 

Madre Creadora

 

 

La tierra nos proporciona la vida, la existencia y nuestro sustento por lo que todos los individuos debemos reconocer nuestra responsabilidad con la tierra, debemos promover la armonía con ella y alcanzar un justo equilibrio entre el desarrollo y nuestras necesidades, bien sean de orden político, social, económico y ambiental, tanto para las generaciones presentes como para las ulteriores.

 

El tema de la tierra ha sido desde siempre fuente de inspiración para las creaciones estéticas. Todas las culturas tienen recreaciones que develan las preocupaciones de los hombres por entender la fuerza creadora; es por ello que han rendido homenaje y han cantado a nuestra creadora. En muchas de las tradiciones se encuentran similitudes, a pesar del tiempo y el espacio distante, ella, nuestra Madre Tierra, es la Fertilidad, la Fecundidad, el Alimento, el Equilibrio, el Origen de la Vida, la Creación. 

 

Los griegos la llamaron Gaia(Γαῖα)-Gæa su equivalente en la mitología romana es Tellus- y la concibieron como el elemento primordial del cual surgieron las razas. Nació sin intervención masculina alguna después de Caos (Χάος), -estado primigenio del cosmos infinito-,de ella nació el Cielo –Urano (Οὐρανός)-, las Montañas - Ourea (Oὔρεα)- y el Mar -Ponto (Πόντος)-. De la unión de Gaia con su hijo Ponto, personificación de lo masculino, nacieron no sólo las simples potencias elementales sino las deidades, primero nacieron los Titanes y las Titanides - Τιτᾶνες-: Océano¬–Ώκεανός-, Ceo -Κοῖος-, Crio -Κρεῖος-, Hiperión -Ὑπερίων-, Japeto – Ίαπετός-, Crono – Κρόνος-, Tía –Θεια-, Rea -Ῥεία-, Temis –Θεμις-, Mnemósine – Μνημοσύνη-, Febe -  Φοίβη- y Tetis – Τηθύς-, después los Ciclopes – Κύκλωπες- y, finalmente, los Hecatonquiros – Έκατόνταχειρας-.

 

Gaia volvió a fecundarse con la sangre derramada por Crono de los testículos de su padre Urano, de este acto nacieron las Erinas – Έρινύες-; los Gigantes –Γιγάντες¬- nacidos de la Tierra, y las Ninfas –Νύμφα- divinidades coexistentes con los árboles. Más tarde Gaia engendró a las divinidades marinas: Nereo –Νηρευς-, Taumante –Θαύμας-, Forcis –Φόρκος-, Ceto –Κητώ- y Euribia –Εὐρύβια-.

 

Por su parte, los aborígenes Maoríes de Nueva Zelanda,  cuentan que la Tierra –Papa-tua-nuku- es la compañera de Rangi-nui, el Cielo. Según su mitología, el ombligo de Papa-tua-nuku siempre miraba arriba,lo que despertó los deseos de Rangi-nui, quien bajó para hacerla su esposa. Para ese momento no existía la luz, reinaba la más absoluta obscuridad y tampoco existía el aire.Para cubrirla de la desnudez y del frio, Rangi-nui  le sembró algunas plantas y árboles en sus axilas, cabeza y cuerpo, así  Papa-tua-nuku comenzó a sentir calor y pudo esparcirlo por toda la tierra, lo cual permitió el origen de todos los seres que habitan el planeta y adornan el cuerpo de la Madre Tierra.

 

En la mitología Azteca, Coatlicue –la que tiene faldas de serpientes- es la diosa terrestre de la vida y de la muerte; de la fertilidad, del renacimiento, la madre gestante, la madre de todos los dioses.

 

Dentro de la mitología Inca, se encuentra Pachamama, diosa Tierra, asociada a la fertilidad. Cuenta la tradición que Pachamama se unió a Pachacamac, el Cielo, y de esa unión nacieron los gemelos Wica –varón y hembra-. Como en otras muchas leyendas andinas, Pachamama enviudó; sola con sus hijos, se dirigió hacia una luz que brillaba a lo lejos en la noche obscurasorteando una serie de peligros. Finalmente, llegaron a una cueva conocida como Waconpahuin en el cerro de Reponge, donde habitaba Wakon, un hombre semidesnudo, que valiéndose de artimañas engañó a los gemelos para quedarse a solas con Pachamama, con la intención de seducirla. Ante la negativa, la mató y devoró parte de su cuerpo, guardando lo restante en una olla de piedra. Wacon, sufrió la misma suerte ya que fue engañado por los gemelos, encontrando la muerte en un despeñadero, lo que dio origen a los terremotos. Después de esto, los gemelos Wika subieron al Cielo por una soga que envió su padre Pachacamac. Se convirtieron en el Sol y la Luna, mientras Pachamama se encarnó en un cerro –La Viuda- y fue otorgada con el don de la Fecundidad Generadora; enviando desde la cumbre del monte sus favores: la lluvia y la fertilización permitiendo que brotaran las plantas y crecieran, sustento de todos los seres vivos, de la vida. Como madre, todo lo que emana es vida y todo lo que regresa a ella renace como vida, es regeneradora, ella protege y sana, es quien se encarga del equilibrio de la vida.

 

En la mitología de los pueblos indígenas de Colombia, la Tierra también es una deidad, es Madre de todas las cosas y seres existentes. Ella engendra, cura, nutre y regenera. Es una concepción poética y filosófica de la creación, de la naturaleza. Quizá el mito que mejor recrea esta concepción de la Tierra, es elwayuu. Según esta cultura Mma, la Tierra, se encontraba sola, hasta que un día la encontró Juya, la Lluvia, quien se enamoró de ella. Juya cantó y dio origen a Juka, el Rayo, quien penetró a Mma y de ella emanó Ama Kasutai, Caballo Blanco, que posteriormente se convirtió Ali Juna, padre de todos los Ali Juna Blanco. Pero Mma quería más hijos por lo que Juya continúo emanando cantos melodiosos; muchos rayos cayeron y nacieron del vientre de Mma las plantas –Wunu Lia-; pero la Tierra estaba triste porque sus hijas no se movían, así que llegó el dios Maleiwa, tomó barro y modelo a los hombres, Loa Wayuu, quienes hablaron, caminaron y poblaron la tierra; después modeló otras figuras de diversos tamaños y formas que no podían hablar, dando vida así a los muruulu, los animales. 

 

Como podemos leer en estas recreaciones mitológicas, las culturas han visto en la Tierra, la Madre Creadora y han comprendido la simbiosis entre hombres y naturaleza; ella es fuente creadora no sólo de vida sino de representaciones estéticas.

 

 

*Este escrito pertenece al prólogo de la antología poética Diez Mujeres Poetas Cantan a la Tierra (Uniagraria, 2015).

 

Referencia

Hernández, M. M. y Valbuena, J. A. (2015). Diez Mujeres Poetas Cantan a la Tierra. Bogotá: Uniagraria.

 

 

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