Marta Traba y los Bachué

Una relación de desencuentro, negación y olvido. Una posibilidad de recuperar una parte de lo que fuimos

Por Iván Orlando Caicedo Vallejo

Marzo, 2021

 

 

En este escrito se dará cuenta de la relación existente entre un grupo de grandes artistas colombianos “la generación de los Bachué” y Marta Traba, una de las más grandes críticas del arte colombiano; es una relación polémica que marcó el distanciamiento de estos artistas del panorama estético nacional y hasta el olvido de la obra de muchos de ellos.

 

Marta Traba en París, donde escribió su primer libro de poemas: La Historia natural de la alegría. Foto: Hernán Díaz en En Las dos orillas.co -  Noticias humanas de Marta Traba 

Fuente: www.las2orillas.co/noticias-humanas-marta-traba/

 

Como hemos dicho, Marta Traba Taín fue una de las primeras críticas de arte colombiano, pionera y quizá de las más grandes teóricas que iniciaron y definieron los caminos, el conocimiento y la aceptación del arte moderno en la nación. Nace en Buenos Aires, Argentina el 25 de enero de 1925. Adelanta estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Buenos Aires, Historiadora de arte de La Sorbona en París (Enciclopedia | Banrep cultural contributors, 2020). Siempre tuvo claro, tal vez por la influencia de sus estudios europeos, un tipo de estética moderna que aceptó e impulsó a lo largo de su trasegar en sus aportes al desarrollo de la teoría estética nacional. Ensalzó y promocionó propuestas de arte por parte de un sinnúmero de creadores nacionales e internacionales que hoy gracias al trabajo de Traba y su talento, son referentes destacados en arte no sólo nacional sino latinoamericano (Obregón, Botero, Rayo, Grau, Negret, Bursztyn, Ramírez Villamizar, Luis Caballero). Así mismo, consideró que otras estéticas, como la línea trazada por los Bachué, no debían ser tenidas en cuenta, por considerar esta como conformista, fácil y alejada de los preceptos del arte moderno que desarrollaron en Europa; así, fue inmisericorde con ellos en sus comentarios y desarrollos teóricos, instigando con vehemencia sus manifestaciones.

 

“En su libro La pintura nueva en Latinoamérica (Bogotá ediciones Librería Central, 1961), la crítica colombo-argentina Marta Traba, entonces residente en Bogotá, se despachó contra la generación Bachué, cuyos resultados plásticos, además de discutibles y desastrosos, eran para ella<<carentes de talento, poder de invención formal, buen gusto para relacionar colores, eficacia para componer, destreza para dibujar, necesidad de decir [. . .] cosas personales e intransferibles>>. Los equipara con el indigenismo mexicano y remata su juicio sumario afirmando que estos artistas habían sido puestos <<en un lugar genial que no les correspondía y del cual, tarde o temprano, debían ser expulsados>> (Badawi, 2019)”.

 

Es innegable el aporte y la importancia de Traba al desarrollo de la historia y la crítica en el país; además, es indiscutible el rechazo y desdén que tuvo por algunas de las manifestaciones estéticas como la de Los Bachué; también es importante recalcar que, aunque en los medios culturales de desarrollo de la teoría estética colombiana este último aspecto se evita y no se trata, considerándolo como un hecho consumado tal vez por el respeto que se tiene de Traba y sus aportes y, por tanto, no merecedor de ser tratado y discutido. 

 

Marta Traba en Las dos orillas.co -  Noticias humanas de Marta Traba

Fuente: www.las2orillas.co/noticias-humanas-marta-traba/

 

Los Bachué, así se denomina a un camino estético tomado por un sinnúmero de artistas: Josefina Albarracín, Hena Rodríguez Parra, Helena Merchán, José Domingo Rodríguez, Rómulo Rozo, Luis Alberto Acuña, Pedro Nel Gómez, entre otros. Abordaron el arte con un precepto claro: el problema del cuerpo, la abstracción, los temas locales y la referencia estética a las representaciones indigenistas colombianas; su nombre se adquiere gracias a una escultura de 1925,“Bachué madre generatriz del pueblo Chibcha”, de uno de sus exponentes más importantes.

 

En ella, el escultor chiquinquireño Rómulo Rozo (1899-1964) representó a la diosa generatriz de los muiscas en un lenguaje libre, antiacadémico, moderno, mestizo, alejado del nacionalismo mexicano, de la literalidad, del chovinismo, y del fanatismo. Esculpida en París en 1926 y conocida en Colombia por reproducciones de prensa, Bachué prestó su nombre al más importante movimiento artístico y literario de los treinta (Badawi, 2019).

 

Muchos de estos artistas contaban con formación europea y reconocimiento internacional como Rómulo Rozo, quien estudió en Europa, y en México fue un artista adoptado por ese país. Allí se exhiben algunas de sus esculturas monumentales en plazas y avenidas de varias ciudades. Otra pintora de este grupo fue Helena Merchán, egresada de la Universidad Nacional, quien viajó a Europa con el fin de mejorar su formación y que luego ejerció la docencia en la misma Nacional y otras universidades reconocidas en el país; y así como ellos, muchos artistas de esta generación. 

 

Rómulo Rozo esculpiendo en 1926 Bachué, diosa generatriz de los muiscas

Fuente: Revista Semana.com. El Grupo Bachué - El Proyecto Bachué: los modernistas relegados

 

A pesar de su talento, sus búsquedas estéticas y propuestas en la mayoría de los casos innovadoras, los artistas “Bachué”, murieron en la pobreza, olvidados y con sus obras alejadas de los espacios de memoria histórica del arte y la cultura en Colombia. Solamente a principios del siglo XXI algunas de estas obras hacen parte de las colecciones del Banco de la República, contrastando su cantidad en exhibición y en las colecciones con otras manifestaciones nacionales y extranjeras. La pobre cantidad de obras “Bachué” en poder de los museos y colecciones oficiales, dificulta y en muchos casos imposibilita la oportunidad de ser exhibidas y presentadas al público en general, no permitiendo ser conocidas, admiradas y mucho menos reconocidas como patrimonio cultural propio. 

 

Este hecho consumado hace décadas plantea también unas problemáticas éticas, políticas y filosóficas, un atentado a la libertad de expresar libremente el ser de una generación; este silencio causado, este acallamiento producido, tiene que ver mucho con el análisis y conclusiones del concepto llamado en filosofía contemporánea “Reparto de lo sensible”.

 

“El terreno estético es hoy aquel en el cual prosigue una batalla que ayer tenía por objeto las promesas de la emancipación y las ilusiones y desilusiones de la historia. Llamo reparto de lo sensible -dice Rancière- a ese sistema de evidencias sensibles que al mismo tiempo hacen visible la existencia de un común y los recortes que allí definen los lugares y las partes respectivas. Un reparto de lo sensible fija (...) un común repartido y partes exclusivas. Esta repartición (...) se funda en un reparto de espacios, de tiempos y de formas de actividad que determina la manera misma en que un común se ofrece a la participación y donde los unos y los otros tienen parte en este reparto (Rancière, 2009)”.

 

Un concepto que con base en lo expuesto por Rancière, se ocupa entre otros aspectos de analizar la posibilidad de expresarse en las sociedades, pues es en esos espacios políticos y estéticos en los que se quitan o se dan esas oportunidades de expresión. Un análisis que partiría desde la antigua Grecia, donde se reconocía que uno de los mayores poderes residía en la palabra, que brindar o quitar la posibilidad de su uso y su efecto comunicativo es en suma, uno de los más importantes aspectos de la libertad o su carencia. Negar la palabra es negar la existencia del ser a quien se negó esta posibilidad. 

 

Bachué, diosa generatriz de los muiscas.

Fuente: Periódico El País edición Latinoamérica. ENCUENTROS CON LOS GRANDES MECENAS (XVII). José Darío Gutiérrez: “Mi preocupación está lejos de ser estética ”DANI LEVINAS24 JUL 2020 04:13

 

Por este camino hay afectaciones éticas para la sociedad en la cual se dio, la sociedad colombiana, que no ha actuado con la debida actitud de reparación histórica con este grupo cultural, al que en muchos casos le han sido borradas las voces de sus integrantes por el hecho de negar a los demás al acceso y conocimiento de sus obras. Así, ignoradas, ya no existen, para ser vistas, reconocidas como propias, como parte del acervo cultural y estético de todos los pertenecientes a nuestra sociedad. 

 

Este es finalmente un llamado a que continuemos con la lucha que unos pocos ya han iniciado, el camino de la recuperación de estas voces artísticas que nos podrían llevar a aprender a reconocernos, a aceptar las diferencias de pensamiento y de la diversidad de lo que somos.