UN APUNTE HISTÓRICO SOBRE BOGOTÁ

María Cristina Sarmiento

mcsarmientoc@gmail.com

Agosto, 2018

 

A todos los que habitamos en Bogotá nos resulta interesante conocer su historia, por eso hoy volveremos en el tiempo vivenciado algunos momentos acontecidos en la ciudad.

 

Entre el 500 a.c. y el 800 d.c aproximadamente, se produjeron diversas migraciones en los territorios que comprenden los actuales departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Santander debido al desplazamiento de las zonas paramunas hacia las áreas montañosas más altas.

 

La altiplanicie compuesta por humedales, pequeñas llanuras de labranza y bosques poblados fue escenario perfecto para el desarrollo de culturas Herrera y Muisca, domesticadoras del maíz y el curí.

 

La cultura Herrera que coexistió en tiempos tempranos con el llamado “Pueblo de la sal” muestra en su artesanía una notable cercanía con la proveniente del Valle del Magdalena mientras que la muisca registra un patrón concreto, al parecer, producto de migraciones provenientes del Orinoco. 

 

Entre los aportes de los muiscas se destaca el desarrollo de la minería y la explotación de piedras preciosas. Su legado más importante es la introducción del fríjol, el pimentón, el ají, la calabaza, el algodón, la ahuyama, la batata y la arracacha a la dieta, prácticas y cultivos de los municipios de Zipaquirá, Funza, Chía, Tensa, Usme y Soacha. Sin embargo las investigaciones continúan por el despojo y pérdida cultural que supuso la invasión de las tropas españolas. 

 

Siglo XVI

 

A los pueblos de la sal: Nemocón, Tausa y Zipaquirá llega en  1537 la expedición de Quesada en una invasión por el norte. En marzo llegaron a Chía y en abril a los cerros de Suba. 

 

Desde Suba emprendieron diversas expediciones hacia Muyquyta (Funza) y Usme que concluyeron con la llegada a Thybzacá (algunos historiadores ubican en la actual zona del Chorro de Quevedo, otros en la Plaza Santander y otros en la Catedral primada) donde reunieron a los pueblos nativos agrupándolos en resguardos, despojándolos de sus tierras fundando así la ciudad de Santa Fe cerca del río Vichacá (San Francisco).

 

Nombres de la ciudad: según investigaciones de la antropóloga Sylvia Broadbent se le ha conocido como: El Valle de los Alcázares, Bocatá, Bogote y Muequetá que según las crónicas de Fray Pedro Simón y Juan Acosta era la más usada por los indígenas. Santafé fue el nombre asignado por Quesada homónimo de una ciudad española cercana a Granada, donde había vivido. 

Los cronistas Juan de Castellanos y Fray Pedro Simón popularizaron el 6 de agosto como fecha de la fundación. Mencionan que por la celebración el 6 de agosto de la fiesta de la transfiguración se celebró la primera ceremonia religiosa en la zona de Thybzacá donde se encontraban los doce bohíos de paja donde habitaban los conquistadores y una iglesia. 

 

A la celebración asistieron Sebastián de Belalcázar que traía cerdos del sur, Nicolás de Federman llegaba del Orinoco con gallinas y Quesada hacia presencia con caballos. La entrada de estos animales entro al registro de fauna y supuso, además, un fuerte impacto ambiental. 

 

Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, otorga el título de ciudad de Santa Fe mediante cédula real. 

La conquista europea supuso cambios radicales en la alimentación, vestuario y creencias tanto de la población indígena y de los europeos.

 

Los indígenas se resistieron a abandonar sus creencias a pesar de los malos tratos recibidos por parte de los españoles. 

 

Siglo XIX

 

El 20 de julio de 1810 en la ciudad de Santa fe a las seis de la tarde se firma el Acta de la Independencia en la que los criollos pretendían desplazar a los españoles del mando sin aspirar la independencia de España. Sin embargo, el papel de varios agentes y factores obligaron a declarar la independencia absoluta.

 

1845 José María Flórez surca los cielos bogotanos en globo aerostático. En apariencia es la ciudad proyectada por Juan de Céspedes a quien Quesada encomendó los diseños de fachadas e interiores de las primeras edificaciones religiosas y civiles.

 

Por el norte Bogotá se extendía hasta la iglesia de San Diego, al sur llegaba apenas hasta el barrio las Cruces y al occidente hasta la plaza de San Victorino.

 

La inmensa sabana, como advirtió Alexander Von Humbolt, era el lecho desecado de un antiguo lago poblado de amplias casonas, edificios públicos, civiles, monasterios, iglesias, puentes y parques en un trazado intacto durante el siglo XIX. Bien entrado el siglo XX el arquitecto Vienés Karl Brunner trazó el primer plan regulador conocido como “Bogotá futuro”.

 

Siglo XX

 

Entre 1930 y 1946 se inició una transformación urbanística y arquitectónica sin precedentes. Fue así como en las Haciendas La Magdalena y las Mercedes se construyeron los barrios La Soledad, Teusaquillo, Santa Teresita, Las Mercedes y Palermo. En los terrenos de la Hacienda El Salitre; los barrios Las Ferias, 12 de octubre, San Fernando y 7 de Agosto, en la Hacienda Techo el barrio Kennedy. Las tierras del empresario Pepe Sierra dieron asiento a numerosos barrios al norte de Bogotá. En el sur aparecieron San Cristóbal, 20 de julio, 1 de mayo, Centenario y Olaya. La Hacienda Fucha, propiedad de Antonio Nariño, es una Ciudad Montes. 

 

Siglo XXI

 

A mediados del siglo pasado cerca de dos terceras partes de la población colombiana habitaba el campo con actividades agropecuarias y mineras. Hacia 2010 el 25.7% de la población total del país es rural mientras el 74,3% población citadina. Las zonas urbanas de las grandes y medianas ciudades incluida Bogotá albergan el 75% de la población total del país.

 

Bogotá con toda su historia se transforma, explora, se construye, reconstruye y sueña!

 

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