Foto: Facebook Luis Díaz
Foto: Facebook Luis Díaz

El cronista portugués Pedro Cadima ha dedicado buena parte de su oficio periodístico a la pasión del fútbol colombiano. Pedro nos cede para Quira medios este texto dedicado a Luís Díaz, el futbolista guajiro, quien fuera el goleador en la pasada Copa América y representa una parte valiosa de su generación. Esta crónica se presenta como el adelanto de su libro dedicado a los momentos más nutridos del fútbol colombiano, Esta remembranza sobre Luís Díaz en el Porto FC cuenta con la traducción del escritor argentino Juan Ignacio Azpeitia escrito con delicadeza, belleza y maestría.

 

 

La Cumbia del Guajiro

Por Pedro Cadima*

Marzo, 2022

Traducción del portugués al castellano por Juan Ignacio Azpeitia**

 

Luis Díaz es la mejor encarnación de mi amada Colombia de los noventa. Cada segundo un instante de sorpresa adornado de fascinación. Es puro deleite, una cumbia en estado de ebullición, rasgo destructivo con música generosa para las caderas, casamiento de placeres con movimientos, aquella forma maliciosa de saborear el juego. Es caso para decir ‘los dioses deben estar locos’ por semejante creación divina, una auténtica conexión directa a convivir con los inmortales. Nacido en Barrancas, cargando los trazos de la simplicidad guajira, Lucho afrenta a los más poderosos y desafía a los mejores. Multiplica asaltos a la normalidad, condimenta ataques a la monotonía, improvisa soluciones que ensandecen a la platea. Genera la felicidad en una era de dictaduras tácticas tan nefastas para la estética. Hay en él una altivez superior, vestido con el descaro de Higuita, el genio fácil de Valderrama o el vértigo asustador de Asprilla. Aquellos que definieron a la Colombia de los noventa, la hicieron soñar con un cierto encanto rebelde y alegraron al pueblo, viven en Díaz, cohabitan dulcemente en su esencia y en sus deslumbrantes instintos de juego, dibujos que irradian color y propagan una tentación de conquista.

Entre empates que aún promueven incertezas, la esperanza de una Colombia furtiva en Qatar tiene la marca indeleble del atacante del FC Porto. Es, a sus 25 años, él quien puede ajustar cuentas con la historia, reconocidamente dolorosa, de los cafeteros en los Mundiales. Por todo el mundo se lloraron las campañas de 90, 94 e 98, donde el país se entregó a la selección como nunca, sonriendo y desesperándose, más que nada entre el 5-0 en la Argentina y el 1-2 con los Estados Unidos. El fútbol de calle, su esplendor alegre, hecho de improvisación y abundante exhibición, también se mezcla en ese ADN, en esa combinación de placer con arte, de juego con seducción. Lo que Díaz hizo en la Copa América lo coloca en aquella galería de astros leves y desconcertantes, el genio como marca de nacimiento, siempre con Garrincha de embajador mayor. Fue una prueba que le subió exponencialmente los créditos, la pasión por el fútbol del guajiro cubre, ahora, sin la menor duda, toda América del Sur. Su nombre encantó a medio mundo e hizo hervir las expectativas de los hinchas de varios clubes de renombre, donde el fútbol es más próspero y, así, alberga y atempera más momentos de magia. El Liverpool hizo valer su dinero y su reputación y Díaz abrazó su futuro en Anfield.

Pero fuimos nosotros, en Portugal, y, particularmente, los adeptos del FC Porto, los verdaderos privilegiados por la dimensión de una carrera que acelera para niveles imprevisibles. Ya nadie lo esconde, cuando la pelota se entrelaza en sus pies se escucha una orquesta de aplausos. El extremo insinuante y galvanizante en sus danzas con el balón, enloqueciendo opositores en el ajuste sublime del cuerpo a cada intención majestuosa, ganó alma goleadora, un poder de definición de elite. Si ya rivalizó con Messi distinciones en la última Copa América, Lucho está preparado para más… exalta y desfila a cada partida su capacidad para conquistar el mundo, aún sin recados para afuera o prisa de correr para las ligas mayores. Mientras jugaba en el FC Porto, mantuvo una gran concentración en Portugal y el corazón en su tierra natal, donde disfruta inmensamente de tener un pueblo y una región en amplio y devoto fervor cada vez que jugaba en el FC Porto o en Colombia. Pero incluso en su descripción, la paz interior y el encanto de los padres, Díaz precisa de Qatar. Para transcenderse. Juega y encanta a los niños, danza sobre el rival y lo desorienta en la pista, marca y paraliza el estadio. La multitud está presa a un protagonista, un héroe menudo en el césped como se fuese un bravo gladiador en la arena. Es un fenómeno descollante para Barrancas, para la región guajira y para toda Colombia.

Higuita fue driblando, construyendo de atrás, dibujando jugadas, bajándola de pecho, marcando goles de tiro libre, hizo de sus acciones un monumento al espectáculo, creó un parque de diversiones para el espectador amante de la fiebre rebelde, lo libertó para nuevas sensaciones y aromas y le regaló nuevos descubrimientos de juego. Innovó y enseñó. Valderrama, más adelante, jugaba lo que quería jugar, con el control en sus manos, una ciencia exacta en los pies, definiendo el peligro y la visión de gol. No se cansaba, hacía temblar al adversario a cada segundo. Asprilla era el demonio suelto, la corriente de todos los escalofríos, la velocidad de una moto moderna de alta cilindrada con la furia sobreviviente de la selva. Era cumbia y tropicalismo que autorizaba una tempestad cuando huía de la vista de todos. Díaz combina sabores, más leves o picantes, dimensiones atmosféricas o diferentes bandas sonoras, a pesar de ser siempre más feliz cuando siente sus raíces y nadie lo aprisiona, perforando los más densos bloques defensivos oyendo sus artistas favoritos de salsa y vallenato. El talento ahí explota y quien vio la Copa América y también muchos de sus momentos triunfales en el FC Porto, tiene en sus manos una espectacular tarjeta de presentación para conocer a la Colombia futbolística pero también a la Colombia guajira, sus aromas y ritmos, sus riquezas y angustias. Entre vidas sufridas y expectativas marginalizadas de una población indígena distante de las oportunidades, alguien sobresalió en el país y se agigantó frente a todo el planeta. Si ya gozaba del estrellato en el calor de Barranquilla, hechizo costeño que calienta el requinte técnico, la afirmación europea en el FC Porto y el papel ganado en la selección con Reinaldo Rueda, maestro en percibir las sensibilidades de cada uno y unirlas en la histórica identidad colombiana, lo favoreció extraordinariamente. Un espíritu libre, puro fantasioso, con una marca más solidaria, aprendida en Portugal.  Alrededor suyo, en el campo, todos percibieron ya una naturaleza especial, abrigo para los grandes juegos con sello determinante. Capaz de mirar a los mejores defensores del mundo como se fuesen sus primeros adversarios en la vida, sin temores o desconfianzas, consciente de lo que vale, más consciente todavía de lo que puede valer. Así ha sido su camino desde que fue revelado en la Copa América indígena entonces descodificado en su frágil condición física por el Pibe Valderrama.

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Sobre Pedro Cadima

 

Licenciado en Periodismo en Oporto, en la Escola Superior de Jornalismo, mi carrera comienza como estudiante, ocupando cargos en periódicos locales de mi ciudad como Matosinhos Hoje y Jornal de Matosinhos. También comencé una colaboración con el diario de referencia A BOLA, como estudiante de periodismo, y después de mi formación, decidí ir a Santiago de Compostela a hacer un posgrado en Periodismo en la Era Digital. Este curso tuvo el atractivo de permitirme trabajar unos meses en TV Galicia, como parte de la Redacción Deportiva. Tras mi visita a Galicia, vuelvo a Portugal, y rápidamente me llama el diario A BOLA para iniciar una relación oficial, desde la redacción de Oporto. Unos años después me incorporé a la plantilla definitiva de A BOLA, donde me encuentro desde hace 15 años, muy conectado con la cobertura futbolística.

 

Con el tiempo, comencé a especializarme en grandes reportajes, teniendo carta blanca para desarrollar una amplia gama de trabajos, muchos con un amplio alcance nacional e internacional.

 

Colombia ha sido una pasión muy particular, tanto por la historia que amo del fútbol colombiano, como por la estrecha conexión con el fútbol portugués de algunos de los jugadores colombianos más destacados de la última década. Estos hechos me permitieron un denso archivo de contactos, también importante para decidir seguir adelante con mi primer libro, dedicado a Colombia, fascinación que me acompaña en varios frentes: el ámbito social, la historia del país, sus convulsiones, películas y series sobre sus problemas mediáticos. Mi dedicación al fútbol colombiano ha sido desde el Mundial de 1990; sumado en años más recientes, la complicidad con la música colombiana, la difusión de las cumbias en Europa. Como dj ocasional, soy muy activo en las propuestas musicales de América del Sur, particularmente la colombiana y la peruana. Siempre he sido muy activo en el ámbito cultural, concretamente en la producción y promoción de conciertos y festivales de cine. Impulsé un proyecto llamado Eixo-Norte Galicia, de intercambio cultural entre Galicia y el norte de Portugal.

 

 

**Juan Ignacio Azpeitia nació em Buenos Aires em 1969 y vive en Salvador, Bahía desde el año 2000. Actor, músico, traductor, periodista, son algunos de s oficios. Publicó el libro de cuentos “Mango Roto y Sucundum” en 2013 y actualmente prepara el lanzamiento de su primera novela “Bahía Negra” de la que traemos este pequeño adelanto.

Sobre Pedro Cadima

 

Licenciado en Periodismo en Oporto, en la Escola Superior de Jornalismo, mi carrera comienza como estudiante, ocupando cargos en periódicos locales de mi ciudad como Matosinhos Hoje y Jornal de Matosinhos. También comencé una colaboración con el diario de referencia A BOLA, como estudiante de periodismo, y después de mi formación, decidí ir a Santiago de Compostela a hacer un posgrado en Periodismo en la Era Digital. Este curso tuvo el atractivo de permitirme trabajar unos meses en TV Galicia, como parte de la Redacción Deportiva. Tras mi visita a Galicia, vuelvo a Portugal, y rápidamente me llama el diario A BOLA para iniciar una relación oficial, desde la redacción de Oporto. Unos años después me incorporé a la plantilla definitiva de A BOLA, donde me encuentro desde hace 15 años, muy conectado con la cobertura futbolística.

 

Con el tiempo, comencé a especializarme en grandes reportajes, teniendo carta blanca para desarrollar una amplia gama de trabajos, muchos con un amplio alcance nacional e internacional.

 

 

Colombia ha sido una pasión muy particular, tanto por la historia que amo del fútbol colombiano, como por la estrecha conexión con el fútbol portugués de algunos de los jugadores colombianos más destacados de la última década. Estos hechos me permitieron un denso archivo de contactos, también importante para decidir seguir adelante con mi primer libro, dedicado a Colombia, fascinación que me acompaña en varios frentes: el ámbito social, la historia del país, sus convulsiones, películas y series sobre sus problemas mediáticos. Mi dedicación al fútbol colombiano ha sido desde el Mundial de 1990; sumado en años más recientes, la complicidad con la música colombiana, la difusión de las cumbias en Europa. Como dj ocasional, soy muy activo en las propuestas musicales de América del Sur, particularmente la colombiana y la peruana. Siempre he sido muy activo en el ámbito cultural, concretamente en la producción y promoción de conciertos y festivales de cine. Impulsé un proyecto llamado Eixo-Norte Galicia, de intercambio cultural entre Galicia y el norte de Portugal.

**Sobre Juan Ignacio Azpeitia

Nació en Buenos Aires en 1969 y vive en Salvador, Bahía desde el año 2000. Actor, músico, traductor, periodista, son algunos de s oficios. Publicó el libro de cuentos “Mango Roto y Sucundum” en 2013 y actualmente prepara el lanzamiento de su primera novela “Bahía Negra” de la que traemos este pequeño adelanto.