FILBo 2022. Literatura coreana

FILBo 2022. Literatura coreana

Por María Alejandra Morales Rozo y José Darío Lozada

Junio, 2022

 

A propósito de la Feria Internacional del libro que tuvo lugar desde el Viernes 19 de abril hasta el Lunes 2 de Mayo en el Centro de Convenciones de Corferias, en Bogotá, y en la cual Corea fue el país de honor invitado, es pertinente hablar en este post sobre la propuesta cultural que representa la literatura coreana contemporánea. Recordemos que en cada versión de la feria se ha buscado promover el intercambio cultural entre diferentes países, lo que hace posible el diálogo y la conformación de nuevas ideas y espacios, y justamente por esto nos parece importante hablar sobre aquella literatura que nos llega de manera limitada.

 

Para hablar de literatura coreana es importante mencionar algunas circunstancias socio-históricas que han determinado, en gran medida, su escritura. Probablemente uno de los hechos que más ha permeado a la sociedad y la literatura surcoreana es la lucha por la democracia, y precisamente, se puede identificar un quiebre temático que marca un antes y un después en esta particular circunstancia. A partir de 1987 una nueva generación de escritores surgió y, a su vez, logró poner sobre el panorama literario un nuevo paradigma narrativo. 

 

Antes de conseguir la democracia, era evidente que los escritores estaban comprometidos con poder hacer de la literatura un campo de resistencia significativo. En las primeras décadas del siglo XX, durante la ocupación japonesa, los escritores coreanos expresaban a través de su pluma una crítica a la complicada realidad del país. Después del período cruento de la evocada ocupación japonesa entre 1910 y 1945, de una guerra que dividió al país en dos en los años 1950 al 1953, y, también, después de sucesivas dictaduras entre los años 1961 y 1987, podríamos pensar que los escritores surcoreanos tuvieron las condiciones sociales para abrirse a la posibilidad de probar temas más encaminados a juegos estéticos, literarios e intelectuales, y no solamente a la lucha por la democracia. Esto no quiere decir, de ningún modo, que no existieran escritores comprometidos con la escritura de una literatura de posguerra, sino que, en medio de circunstancias sociopolíticas tan complejas, tenían ya las condiciones necesarias para desarrollar una literatura más rica y variada en temas. Y así pues, solo hasta los años noventa podríamos hablar de una literatura surcoreana contemporánea.

 

Justamente, en esta edición de la feria tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano un poco más de esta literatura surcoreana contemporánea, en parte gracias a la asistencia de escritores como Eun Heekyung, autora de El regalo del ave ; You-Jeong Jeong, autora de El buen hijo; Kim Kyung-uk, autor de La hora entre el perro y el lobo; Suzy Lee, autora La ola, mi taller de pintura; Kim Hyoeun, autor de In the subway; Han Kang, autor de La vegetariana; entre otros más.

 

Kim Kyung-uk, nacido en Corea del sur en 1971, es actualmente profesor de escritura creativa en la Universidad Nacional de Artes de Corea. Se graduó de inglés y literatura inglesa y realizó un máster en Lengua y literatura coreana por la Universidad Nacional de Seúl. Su carrera como novelista empezó cuando ganó en 1993 el Premio de Escritor Novel de la publicación “El mundo del escritor” por la novela corta Outsider. Esta obra se publicó en 1993 cuando aún era estudiante universitario, y trata de un narrador, en primera persona, que transita las estaciones del metro de Seúl evocando en su memoria a un estudiante de bachillerato al que enseñó en algún momento. Mientras describe las expresiones de las multitudes anónimas del mundo urbano subterráneo, el narrador no para de rumiar sobre escenas de películas y bares de música pop. 

En general, en la narrativa de este escritor podemos ver su fuerte interés por el cine, que estetiza y da un toque particular a sus creaciones literarias, además también, de un fuerte interés por ahondar en la cultura coreana de los años noventa.  

 

Por otro lado, tenemos a Jeong You Jeong. Novelista y cuentista nacida en 1966, es la más relevante escritora de thrillers psicológicos y novela negra de Corea del Sur. En 2007 consiguió su primer premio literario por su novela El campamento primaveral de mi vida (My life’s spring camp). Desde entonces, se ha dedicado exclusivamente a la escritura creativa y ha publicado cuatro novelas: Dispara mi corazón (2009), Siete años de oscuridad (2011), 28 (2013) y El buen hijo (Reservoir Books, 2019); además de un libro de viajes al Himalaya.

 

Y finalmente Jung Young-su, quien nació en Seúl en 1983 y debutó como escritor en el 2014 con el cuento “Noches del Líbano”, con el que ganó en su país el premio Changbi, otorgado a las nuevas figuras en literatura. Se ha ganado un amplio número de lectores por sus astutas descripciones de la discordia entre las personas y el mundo, basadas en su lirismo único y su hábil humor. Ha ganado el premio Mukhakdongne para jóvenes escritores durante dos años consecutivos, primero en 2018 y luego en 2019. Jung ha publicado dos colecciones de relatos cortos: Aficionados y Los amantes del mañana

 

Pero, un momento, ¿y Corea del Norte? Bueno, quizá este pueda ser un tema para otro programa, pero, en nuestra inquieta curiosidad, pensamos que no podíamos dejar pasar la oportunidad de mencionar algo sobre la otra mitad de Corea. Justamente, en entornos tan complejos como el que representa el régimen totalitario de la Corea del Norte, se hace muy difícil pensar en el desarrollo de una literatura “libre”, en términos prácticos. A nuestra mente vienen imágenes de las dictaduras de antaño en nuestro continente, pero, para ser francos, lo de Corea del Norte debe ser mucho peor. En una búsqueda rápida por internet nos encontramos con el triste panorama de textos literarios que aluden siempre a una apología del régimen mismo y de sus líderes. 

 

En este sentido, no podemos dejar de pensar, y más teniendo en cuenta la evidente y estricta censura existente en el país, en la enorme cantidad de textos que se pierden en el intento de ver la luz. A pesar de la dificultad sociopolítica y cultural que vive un país con un régimen dictatorial, existe evidencia suficiente para creer que incluso en este difícil contexto, el arte no se detiene, de hecho, muy por el contrario, encuentra aún más motivos para poder desarrollarse.

 

La única salida que tienen los escritores que piensen algo distinto o reaccionario es la deserción o, en su defecto, conseguir que sus manuscritos salgan del país y lleguen a buenas manos. Al respecto, hay un caso particular que nos llamó la atención: Bandi. Bandi es un pseudónimo que significa luciérnaga, y que pertenece a un escritor proveniente de Corea del Norte que nació en 1950 y que, presumiblemente, ya esté muerto. Su obra más conocida, La acusación, es una reunión de siete relatos publicada en Corea del Sur en 2014 gracias al esfuerzo editorial de Do Hee-yu, quien además es un activista por los derechos humanos. La acusación es un texto en el que se abordan las difíciles problemáticas sociales de Corea del Norte en los años noventa, a causa de la hambruna consecuencia del desamparo que se produjo con la disolución de la Unión Soviética.

 

En este punto, quisiéramos dejarlos con una duda, queridos lectores, ¿creen que se deberían abrir más espacios para rescatar (y conocer) las expresiones literarias en países con contextos políticos tan difíciles como el de Corea del Norte? 

Afiche promocional de la FILBo 2022, República de Corea, país invitado de honor
Afiche promocional de la FILBo 2022, República de Corea, país invitado de honor