La crisis de migrantes venezolanos a Colombia:

un reto ético y de solidaridad

Por Jaime O. López de Mesa C.*

jaimelopezdemesa@gmail.com

Marzo, 2018

Colombia y Venezuela tienen una frontera común de 2219 km. Es una frontera muy porosa en la que históricamente han concurrido diversos factores culturales, políticos y económicos, que han promovido simultáneamente procesos de integración y distanciamientos mutuos. Hay que señalar que tradicionalmente ha existido una migración de doble vía en esta frontera, pero que progresivamente debido al deterioro político y social de Venezuela la llegada de venezolanos ha ido en crecimiento hasta constituirse en una verdadera crisis en los últimos meses.

 

En efecto, recientemente se ha vivido la llegada masiva de venezolanos hacia Colombia a lo largo de la frontera ocasionada por la grave crisis económica, política y social que afronta el vecino país, expresada en la escasez de medicamentos y productos para el consumo alimenticio básico, y sobre todo, una creciente tensión política y social en virtud del acelerado proceso de deslegitimación del gobierno en ejercicio en aquel país. La creciente pobreza, la falta de fuentes de empleos, la caída de los ingresos petroleros de los cuales depende Venezuela, la incapacidad de manejo macroeconómico del gobierno en ejercicio, la oposición dividida que ha logrado boicotear u obstaculizar el desarrollo normal de la economía, a lo que se suman bloqueos internacionales, son algunas de las razones por las cuales se ha presentado esta masiva migración, que se estima en alrededor de 35.000 venezolanos que entran diariamente a Colombia y si bien muchos de ellos regresan a Venezuela, también es cierto que una buena parte se quedan en Colombia por la falta de oportunidades en su tierra natal.

 

De esta forma lo que inicialmente tenía como característica distintiva una movilidad de tipo pendular de ida y regreso, progresivamente se ha transformado en un complejo proceso migratorio, que incluye esta forma de migración pendular, pero igualmente la llegada tanto de familias de colombianos residenciados en Venezuela, que buscan nuevos horizontes al retornar a Colombia, muchos de ellos con varios hijos; además, con la entrada de numerosos venezolanos que llegan a Colombia como un lugar de migración de destino.

 

Se pueden identificar tres momentos en este masivo proceso que, literalmente ha invadido varias poblaciones fronterizas, y que recientemente están llegando a las grandes ciudades del país.

 

1. Retorno de colombianos desde Venezuela

Han regresado al país colombianos que habían emigrado a Venezuela desde la década de los 70 buscando nuevos horizontes, la gran mayoría con sus hijos y familia, haciendo uso de viejos lazos familiares y culturales. Aunque no existen cifras exactas hay quienes estiman que se trata de más o menos un millón de colombianos con sus hijos.

 

Este sería un primer tipo de migración de venezolanos hacia Colombia. Hay que precisar que los hijos de colombianos en el exterior tienen ciudadanía colombiana y por lo tanto pueden ejercer todos los derechos según la constitución y las leyes colombianas.

 

2. La migración pendular

La movilidad pendular consistente en un cierto volumen de inmigrantes que retornan a Venezuela el mismo día o varios días después, se hace de forma legal con base en el uso de la Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF), un mecanismo de regulación de la inmigración creado por el gobierno colombiano, que consiste en una tarjeta que permite la entrada legal al país hasta por siete días y únicamente en la zona de frontera, durante este periodo de tiempo los inmigrantes pueden desarrollar diversas actividades.

 

3. Migración de destino

Son los inmigrantes llegados a Colombia con la idea de quedarse a vivir, es decir sin una perspectiva de retorno a Venezuela. A la fecha se estima en 600.000 venezolanos, de los cuales el 43% cumple con normas internacionales para quedarse, pues, entre otros elementos cuentan con pasaporte.

 

Muchos de ellos recurren a otra estrategia que ha diseñado Colombia ante esta situación, se trata de Permiso Especial de Permanencia -PET-, con el cual pueden quedarse en Colombia hasta dos años y trabajar en el país, afiliarse a la seguridad social, abrir cuentas bancarias, etc. Ante la situación, cada vez más grave, se ha rediseñado este proceso para regularizarlo con mayor fluidez, y se espera una entrada masiva por esta vía en los próximos meses.

 

Como se puede observar la situación es crítica, la crisis interna de Venezuela genera otra, la masiva migración de venezolanos a Colombia. Es de notar que Colombia no cuenta ni con experiencia ni con los recursos suficientes para atender dignamente a un pueblo hermano, que en el pasado nos acogió, por lo que la mayoría de los colombianos sentimos especial afecto y un compromiso ético para atenderlos.

 

Un buen número de los venezolanos que están entrando a Colombia o que quieren hacerlo cuentan con título de doctor, lo cual genera cierto resquemor por las dificultades en Colombia de ubicarse laboralmente con título de este nivel. También han llegado venezolanos inversionistas a Colombia y han tenido éxito en su emprendimiento.

 

Como lo demostró Bloomberg Businessweek entre abril y agosto del 2017 la migración de venezolanos hacia Colombia fue mayor a la registrada por el Mediterráneo a Europa. En términos globales se estima que los venezolanos que han viajado al exterior a diversos destinos huyendo de la situación del país son alrededor de los 2’500.000, cerca del 8% de su población, según datos de ONU para 2016.

 

Toda esta situación ha tenido un gran impacto en Colombia, escuchándose voces pidiendo que se declare la crisis humanitaria por la emergencia que ha generado, en particular en las ciudades fronterizas con el vecino país, donde los servicios públicos de salud, de educación y sanitarios se han visto desbordados por la creciente demanda. 

 

Queda claro, que se trata de un problema complejo, que no terminará pronto y al que debemos hacerle frente con dignidad, solidaridad y sin politizarlo en medio de la actual campaña electoral que tan mal sabor deja entre quienes seguimos esperando un debate de altura con propuestas a profundidad y no con ataques personalistas que solo muestran la pobreza intelectual de los candidatos.

 

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* Economista; Magíster en Economía, Magíster en Ciencia Política, PhD(c) en Historia. Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no comprometen a las instituciones a las que está vinculado.

 

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