D A N Z A N T E     D E     L A S     E S T R E L L A S

Por Luna Vera

Enero, 2023


Allí donde otros exponen su obra

 yo sólo pretendo mostrar mi espíritu.
Vivir no es otra cosa que arder en preguntas.

Antonin Artaud

 

 

Maestro Juan Monsalve, dejaste una huella indeleble en nuestra memoria teatral y espiritual. Hoy estarás recorriendo la vía láctea con tu ukelele, danzando junto al colibrí -el “Guardián del Tiempo”, realizando tu danza chamánica para abrir las puertas del misterio, las deidades orientales: Krishna Ganesha, Lord Shiva, Ama no Uzume, Amaterasu, Baosheng Dadi, Hu Ye, sonríen complacidas de verte. Caminante, peregrino, emprendes tu viaje para encontrarte con el de la “Mirada de Fuego”, te pierdes entre la niebla con tu caminar suriashi, no temas a lo incierto, tus pasos son firmes, tu espíritu elevado. Escucha los mantras en boca de tus hermanos y hermanas espirituales, ellos acompañan tu viaje, tú peregrinar a otras moradas. Vuelves al templo del polvo, al vació de las horas.

 

Una parte de ti se queda porque fuiste el agua persistente que abrió los caminos de la MEMORIA. Sobrevive todo lo que nos dejaste que se guarda como una impronta en el alma. Dejaste huérfanos a la gran familia del Teatro, pero seguimos floreciendo. Floreciendo, dejando semillas aquí y allá.

 

El teatro sagrado sobrevive pese a todo, a la noche oscura del alma. La Ninfa-hilandera seguirá tejiendo los actos del mundo y tú nos harás guiños o un mudra desde alguna estrella lejana.

 

Juan, fuiste un mago cósmico, filósofo, trashumante del ARTE y como Grotoswki un buscador de la espiritualidad, y el TEATRO te dio la posibilidad de emprender ese viaje místico, para bucear en los estanques del espíritu a través del camino del cuerpo. En tu calidad de chamán, encausaste la apropiación de las fuerzas espirituales olvidadas, estableciendo una comunión entre el arte y lo sagrado, sin tomar distancia del momento histórico.

 

Gracias por haber sido un faro de luz en mi camino, un detonante en mi travesía en el ARTE, gracias por enseñarme a conocer las sendas del “El Teatro Sagrado.”  Tú decías: “Si la vida es lo visible, el teatro sagrado es la puerta de lo invisible, un lugar donde habitan fuerzas que aún no han revelado sus nombres. El actor sacro es su oficiante, su médium, un iniciado en el misterio de la vida, en el conocimiento del Espíritu para danzar firme sobre Maha Ravana y navegar en mares desconocidos cual certera flecha disparada por el arquero divino en las tinieblas.”

 

Gracias Juan, por tu tiempo, por tu escucha, por tu legado, fue un honor compartir, tejer historias, pensamiento y memoria a través del tiempo y el espacio.

 

 

A dónde va la mano, ha de ir el ojo

a dónde va el ojo, ha de seguir la mente

a dónde va la mente, ha de seguir el corazón

(o la emoción, el sentimiento), a donde va el corazón

ahí se alcanza la trascendencia.

 

(Isvaran)