Juan Calzadilla, el poeta de las mil caras

Por Duvan Carvajal

diciembre, 2019

La poesía y el ejercicio poético son dos caminos que se bifurcan y en el caso del poeta más joven y de la poesía más prometedora de toda Venezuela cumplen esta premisa, ¿acaso verdadera, acaso falsa?; pues en el análisis del discurso la categoría de poder o el argumento de autoridad se anteponen a cualquiera de las críticas que se pueden hacer a la grandeza de las palabras en la obra del maestro Venezolano. Juan, nacido en el ancho llano venezolano cruzó fronteras en su caballo alazano y aterrizó en territorio colombiano para quedarse en las almas benditas de los 200 lectores que él mismo dice tener en este país, “Para ellos escribo”, así dijo aquella tarde de septiembre en la biblioteca pública del Tunal en la ciudad de Bogotá. La poesía de Juan, su obra conceptual y él, como el máximo crítico de arte de su país; son tan inspiradores que una horda de muchachos por toda Colombia, lo  siguen como si fuera una religión y él, el maestro o el monje, viejo, sabio pero a la vez, tan joven, tan lúcido y tan lucido con cada una de las palabras que terminan convertidas en poesía que traspasan el ancho y el largo del canon literario de esa Venezuela que no ha reconocido en él, a uno de los más grandes, a un gigante, a la altura de Andrés Bello, de Ramos Sucre y de tantos otros que han hecho de la poesía Venezolana una de las más originales y a la vez secretas de toda la historia de la poesía viva. Juan Calzadilla, el hombre de las mil caras, o mejor, el de los mil poemas. Yo no escribo en este texto sobre la vasta obra del maestro, no, reseño las mil posibilidades para designar las palabras, para incluir en cada poema una cara, un rostro, una fuerza, una pintura, el arte llanero, el arte rupestre. Sin llegar muy lejos y sin exagerar en designar a Juan como el último bastión de la poesía y de la cultura artística de Venezuela, ese pueblo bravo que ha vivido entre dificultades desde el proceso de independencia hasta nuestros días. No existe ninguna diferencia entre el poeta Juan Calzadilla y un héroe de la república que dio la libertad a la patria que le vio nacer, Juan, un héroe, un guerrero y su arma preferida es la pluma, esa misma que denuncia cada infidelidad de la gente, de la patria y de su propio ser, entonces no es un despropósito comparar a Calzadilla, el poeta, el crítico de arte con un héroe, pues Juan desde otro ángulo, desde la anarquía del Techo de la ballena y la libertad que brinda la palabra se levantó como un monumento y erguido pidió por  la igualdad y exigió que todos los seres, hijos de la misma nación, tuvieran las mismas condiciones para que el desarrollo de un pueblo fuera equitativo. Entonces, Juan Calzadilla es el creador de una ciudad de cristal, el fundador de un movimiento contrarrevolucionario y el justificador de una modernidad que nunca llegó. NY, y todo lo sólido se desvanece en el aire, Adán Buenos Aires y Leopoldo Marechal, Caracas y la poesía incomplet de Juan Calzadilla. Resumiendo, Poesía por mandato, Libro de las poéticas y Editor de crepúsculos son fragmentos fragmentarios y fragmentados de la voz del poeta vivo más importante que posee el continente, y que como dice la Ilíada, en la voz mínima de Odiseo, “si cuentan mi historia que digan que caminé entre gigantes, que viví en tiempos de  Héctor, domador de caballos, en tiempos de Aquiles el guerrero”. De mí también se podrá decir que caminé entre gigantes, que viví en tiempos de Gustavo Pereira, en tiempos de Ramón Palomares, en tiempos de Juan Calzadilla el guerrero, el poeta de las mil caras.