La persona y la pintura de

JOÃO BONETTI

Un testimonio personal*

 

por Ralf Rickli

Educador y escritor

 

En 1990 escribí acertada y erróneamente sobre el arte de João:

 

"Ante una mirada superficial la pintura de João Bonetti podría parecer ingenua, pero el ojo atento reconocerá en ella un sorprendente refinamiento conceptual. En realidad Juan no pinta objetos, sino las imágenes anímicas provocadas por esos objetos.

 

En la fluidez con que se interpenetran diferentes universos de imágenes, figurativos y abstractos, se tiene un reflejo de los propios procesos internos de la mente. Con ello, su expresión se acerca al surrealismo, manteniendo una autenticidad o verdad interior que lo distingue del surrealista presuntuoso, del insólito productor premeditado o por encargo. Un tal refinamiento conceptual, realizado a través de un increíble sentido espontáneo del color y de la composición espacial, hace de la pintura de João Bonetti un fenómeno inusual digno de atención bajo cualquier aspecto.

 

En 2004, con la experiencia acumulada de casi 50, tengo una cosa que corregir de la presentación anterior: ya no me parece posible que la pintura de J.Bonetti, ni siquiera la inicial, parezca ingenua a ninguna persona dotada de percepción e inteligencia.

 

Conocí a João Bonetti en 1985 en Curitiba, cuando intentaba aprender a afinar pianos. Nacido al interior del Paraná en una familia de agricultores enriquecidos en tiempos del boom del aceite aeronáutico de menta, pero que, como tantos otros, habían sabido caer más rápido de lo que subieron, João y un hermano trabajaban en la extinta fábrica Essenfelder. Poco después desapareció sin dejar noticias.

 

A mediados de 1986 reapareció: había andado por Argentina y Uruguay, viviendo como punk. La vida de las calles de Buenos Aires fue parte de su sentido de identidad como adulto, Bonetti pasó muchos años sintiéndose más Juan que João, y así fue como firmó buena parte de sus trabajos. (Hoy, en un compromiso entre las dos formas, prefiere firmar J.Bonetti).

 

Fue ahí donde empecé a ver sus dibujos originales e interesantísimos develando una tensión interior casi insoportable. Y así fue como empecé a saber de su historia personal, de los increíbles malos tratos físicos y psicológicos atravesados desde la gestación hasta la adolescencia, que le habían ocasionado un fuerte temblor en las manos, pero sin conseguir derribar su altiva certeza de León.

 

A las primeras sugerencias de que intentará prestar atención a los rasgos menos dolorosos de la vida, João reaccionó con indignación. Hasta que un día apareció con una pequeña pintura -al menos para mi conocimiento la primera- de una garza blanca contra un radiante nacido de Sol. Y a partir de ahí, aún continuando atravesando un increíble catálogo de desafíos y dificultades, la vida de João Nunca más dejó de ser en color.

 

En 1988 yo estaba viviendo en el Barrio Demetria en Botucatu cuando João apareció - y por ahí se quedaron algunos años. Con eso tuve la oportunidad de acompañar la creación de sus sorprendentes técnicas de trabajo con pintura acrílica, que con el pincel generaban efectos que todo el mundo atribuía al aerógrafo. No era inusual, en ese tiempo, dormir y despertar 8 horas después sin que João hubiera soltado los pinceles. En aquella época producía camisetas únicas, irrepetibles, que a través de los pasantes y visitantes del Proyecto Demetria comenzaron a extenderse por Brasil y Europa.

 

Botucatu también trajo la oportunidad de estudiar la técnica japonesa del sumi-e y la pintura basada en la teoría de los colores de Goethe, y las primeras experiencias con aceite después de años refinando el dominio del acrílico.

 

En 1991, finalmente, un universo más amplio de miradas tuvo la oportunidad de conocer el trabajo de João, con exposiciones en Botucatu (en el Museo de Arte Contemporáneo) y en Alemania, para donde llevé algunos de sus trabajos, en Witten-an-der -Ruhr y en la tradicional ciudad universitaria de Tübingen. de esa época conservo en mis archivos las fotos y programas de las exposiciones.

 

Desde finales de 1992 sólo vi a João una vez, cuando se instaló en la ciudad de Avaré (São Paulo). Por esa época se dedicaba al paciente trabajo en restauración de muebles (que llegué a verlo ejecutando en un hotel de São Paulo, creo que en 1995), además la producción de molduras y montaje de lienzos, culminando en la osada creación de lienzos circulares.

 

Recientemente me enteré que la limitación y el dolor sólo le habían dado una tregua, sin desistir de acompañarlo: el accidente que tuvo la crueldad de robar nada menos que un ojo al pintor, además, con la visión restante también comprometida por problemas tipo parkinson que nunca desistieron.

 

Y, como en tantos otros casos, parece haber sido justo la limitación quien estrechó de nuevo los lazos de João con la pintura. Contemplando sus últimos trabajos, que me envió por internet, lo que me ocurre de inmediato es citar las palabras de Caetano Veloso acerca de la samba:

El arte es madre del placer

El arte es hija del dolor

El arte es el gran poder transformador.

 

¡Tal arte no cae del cielo como milagro gratuito! El Espíritu se hizo carne ... conociendo y asumiendo todas las cargas y limitaciones de esa carne ... con todos los esfuerzos echándola de vuelta a la trascendencia ... y dejando de ese proceso un testimonio, un registro, en sonido, en palabra, En color ... - es así que entiendo esa actuación mayor del arte en las vidas humanas, famosas o no.

 

Y es así, no menos, que veo el arte de João.

 

Psd. Finalmente en 2006 volví a encontrar a João. Me dejó la impresión del vino madurado.

 

Fuente: 

JOAO BONETTI TROPIS

jbonetti.tropis.org/sobreartista.htm

 

________________

 

 

*Nota del traductor:

La historia de João ahora continua en Colombia. El amor y apasionamiento lo han invitado a mudarse Silvania (Cundinamarca), y si los vientos continúan virando hacia el norte, pronto se encontrará, profundamente enamorado, a orillas del Caribe colombiano.

Edgar Rodríguez Cruz

 




 

Los interesados en contactar a Joao o adquirir su obra en Colombia pueden dirigirse a:

Celular: 319 292 0878 / 314 220 4145

Correo: joaobonetti@gmail.com