Jenny Bernal

Bogotá, 1987

 

Promotora de lectura y editora de las revistas La Raíz Invertida (www.laraizinvertida.com) y Contestarte (revistacontestarte.com). Hace parte del comité editorial del fanzine de poesía y crítica La trenza. Actualmente es aspirante a magíster en Estudios Literarios de la Universidad Nacional. En el 2018 ganó el Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio con el libro Llevar el aire. Preparó la selección y prólogo de Postal del oleaje, poetas nacidos en los 80: Colombia- México(2012). Mención en el II Premio Nacional de Cuento La Cueva y en el VIII Concurso Literario Bonaventuriano en la modalidad de poesía.

 

 

Selfie

 

Yo, que no tengo senos grandes

ni anchas caderas, 

descubrí que el cuerpo es una avenida extranjera

por la que va cómodo el tiempo

y no requiere de grandes extensiones

para atrapar algunas estrellas,

 

precisa de una ruta clara por la que vayan sin extraviarse los caminantes

 

Al igual que todos tengo un disfraz

que se estremece ante el frío o el miedo

que se dora con el exceso de día.

 

Yo, que me tomo una foto cada tres meses

encontré que no tengo planos buenos ni aceptables

y no me importa,

pero tengo los ojos abiertos por si se quedan en las pupilas algunas historias

y así, si se fijan bien, tengo escrito en los ojos

algunas bellezas y tantas palabras enredadas

que atravesarlas también resulta un misterio.

 

Yo, que poco le creo a los estereotipos también parezco uno

cuando la vela apacigua la llama

y se refleja mi sombra en el espejo del mundo.

 

*

 

 

 

Los trabajos y los días 

 

Cuando llueve en domingo y tú estás solo, 

completamente solo

VladimírHolan

 

 

A mi amigo H lo conozco hace más de nueve años

no cambia su rutina de sumar piedras.

Tan pronto despierta va con su bitácora, 

anota las coordenadas para regresar de los lugares extraños

donde lo abandona la noche,

 

H regresa a diario a su Ítaca a cambiar las prendas que absorbieron oscuridad.

 

A él le gusta fotografiar rostros

por eso en cada esquina lo detienen y él deja a cada transeúnte 

una palabra como “clepsidra”, “oquedad” o “pájaro”.

 

Trabaja incluso cuando saluda, cuando mira la tarde,

cuando abre las grietas de su pozo de secretos.

Labora de día con el aire 

de noche con guijarros,

aun así, no basta

su bolsillo se expande para acoger la orfandad del tiempo

a ese paso, no hay dinero que alcance. 

 

H conserva una brújula oculta en su frente

lo salva de extravíos. 

Tiene amigos que son lluvia, otros que son malabaristas de humo.

 

Lleva consigo una cajita de música que canta silencios

y trabaja en su misteriosa escritura 

sobre todo, cuando llueve los domingos. 

 

*

 

 

 

Panorámica

 

Cuando se estropean las flores,

y los pétalos caen sobre rocas 

y se extravían en laberintos,

empezamos a entablar un diálogo verdadero

con lo que amamos.

Sólo entonces

cuando la muerte

husmea 

y las certezas

se escurren de la mano,

conjuramos un aliento distinto, 

nos sentamos a la orilla del viento

frente a una foto fija:

el mar y su coreografía de revelaciones

con la boca repleta de espuma.

 

*

 

 

 

El olvido 

también es una vela

al fondo del mar 

que extraña su lumbre.

 

*

 

 

 

La montaña calla

y el pájaro que la sobrevuela

olvida la canción.

 

*

 

 

 

La última hoja cae

y el árbol inmutable

prolonga el silencio.

 

 

*

 

 

 

Tu boca

esa ancla 

tejida de silencios

que me impide

seguir errante en el mar.

 

 

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Poemas del libro: Llevar el aire, ganador del Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio.

 

 

 

 

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