Huertas de Puente Aranda
Biodiversidad y saberes en medio de la hostilidad
Por Natalia Carolina Hernández Triviño*
Junio, 2025
Bogotá y el mundo están pasando por una crisis hídrica, ambiental y civilizatoria sin precedentes, a pesar de eso, la humanidad aún está lejos de ser consciente de su responsabilidad en lo que acontece, como en la mitigación o transformación de estas problemáticas.
Puente Aranda, es la localidad con mayor carga industrial y empresarial de Bogotá. Estas condiciones tienen graves implicaciones ambientales, como la contaminación constante del aire y agua por las emisiones de desechos industriales, vertimientos de residuos voluminosos en las esquinas y parques de los barrios, disposición incorrecta de residuos sólidos aprovechables y orgánicos, extracción de aguas subterráneas por parte de empresas presentes en el territorio, entre otras problemáticas que no ampliaremos en este artículo; sin embargo, cabe resaltar esta realidad a groso modo para darnos un panorama sobre la importancia del tema principal a tratar, LAS HUERTAS COMUNITARIAS DE PUENTE ARANDA.
Constantemente estigmatizados, los espacios huerteros son vistos y entendidos de manera errónea por algunas personas de la comunidad, como lugares sucios y poco estéticos; a ellos/as, extendemos una cordial invitación para que se acerquen a estos entornos donde pueden aprender y ampliar su perspectiva del mundo y la biodiversidad.
A partir de 2015, los líderes huerteros Iván Ramos y Diana Chavarro emprendieron una ardua lucha y resistencia contra las dinámicas hostiles, contaminantes de la localidad. La implementación de la agroecología en parques de Puente Aranda como la Huerta San Eusebio, Terrazas Verdes, marcaron un hito para la sensibilización de la población con las formas de vida que cohabitan los territorios, la educación ambiental, la soberanía alimentaria, el compartir, recuperación de saberes ancestrales y populares llegaron de nuevo a los barrios. Dentro de los beneficios sociales, comunitarios, educativos y en derechos humanos que nos ofrecen estos escenarios, cabe resaltar que posibilitan hacer de nuestra localidad pionera en los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de la Agenda 2030 de la ONU, puntualmente el 11. Ciudades y comunidades sostenibles.
Poco a poco más personas se unieron a esta iniciativa, transformando parques y zonas verdes de la localidad en huertas urbanas, algunas de estas son “El Circulo del Xue, Huerta Los Copetones, Huerta Chibchazhum, Huerta del Eco-Parque Ciudad Montes, Huerta Donde El Agua Cultiva, Huerta Vicacha, Huerta Pradera, Huerta Café y Sal, Huerta El Remanso", entre otras, donde las relaciones e interacciones ecológicas fueron una realidad en medio de la hostil ciudad. En este sentido, las huertas urbanas y comunitarias constituyen espacios importantes y aulas vivas donde convergen personas de todas las edades en pro del cuidado del bien común/1/, se rescatan saberes ancestrales y populares, medicinales, culinarios, culturales, se fortalece la memoria colectiva, el contacto con la tierra, las plantas y los animales favorecen la salud mental de la población.
Hablando en términos ecosistémicos, las huertas hacen un aporte invaluable para la restauración ecológica de la ciudad, desde los procesos de trasformación de residuos, restauración de los suelos, fortalecimiento de la biodiversidad, cultivo de alimentos libres de fertilizantes y agroquímicos, son productoras y protectoras de semillas naturales. Estas facetas (de las cuales hablare puntualmente más adelante) están fuertemente relacionadas e interconectadas, teniendo en cuenta que naturalmente obedecen los ciclos biológicos del planeta.
A continuación, explicare en que consiste cada uno de los procesos mencionados, que se ejecutan en las huertas comunitarias de Puente Aranda:
Transformación de residuos
Los residuos orgánicos al no ser tratados correctamente, son emisores de gases efecto invernadero durante los procesos de descomposición, por eso, los botaderos de basura a cielo abierto son grandes fuentes de estos gases. A diferencia de esto, en las huertas se transforma la materia orgánica de estos residuos regresándolos al ciclo natural, por medio de los procesos de composta directa, paca digestora, lombricultura, entre otros, ayudan en la restauración de los suelos por su aporte de nutrientes al sustrato.
Restauración del suelo
Como previamente se explicó, todos los procesos están interrelacionados, pues gracias al procesamiento de los residuos orgánicos, y el aporte de nutrientes que estos hacen al suelo, se fomenta la diversificación de los microorganismos eficientes que restauran y mantienen las condiciones necesarias para que el suelo sea fértil, así como el procesamiento de nutrientes para la fácil asimilación de estos por las plantas.
Fortalecimiento de la biodiversidad
Las huertas, son fundamentales para la reproducción de insectos beneficiosos que ayudan a recuperar el equilibrio ecosistémico en medio de la ciudad, atrayendo escarabajos (Coleópteros) o comúnmente llamados cucarrones, indispensables para oxigenar el suelo de manera natural; cochinillas de tierra (Oniscídeos) o nombrados jovialmente “marranitos” ayudan en la purificación del suelo; mariquitas (Coccinellidae), avispas (Aphidius colemani), libélulas (Anisoptera) y arañas de diferentes variedades como la araña cangrejo (Thomisus onustus) cumplen el rol fundamental para ser reguladores biológicos por su acción natural, son depredadoras de plagas que afectan plantas y árboles en toda la ciudad; también hacen presencia polinizadores como colibríes (Trochilidae), mariposas coloradas (Vanessa carye) y abejas (Apis mellifera), individuos indispensables en la producción de frutos con semillas fértiles para las próximas germinaciones.
Las siembras, posibilitan espacios de anidación a especies de aves emblemáticas de Bogotá como (Zonotrichia capensis) comúnmente conocido como copetón bogotano (amenazado por otras aves invasoras, a esto se suma la de pérdida de hábitat por la contaminación auditiva y gentrificación), también ofertan alimento, hábitat, lugares de apareamiento a diversas especies de aves nativas y migratorias como la tingua azul (Porphyrio martinica). De no ser por estos lugares, muchos animales (especialmente aves migratorias) habrían muerto por hambre y agotamiento, entre otras causas.
Cultivo de alimentos libres de fertilizantes y agroquímicos
Poniendo en práctica técnicas y saberes populares articulados con la academia, se cultivan alimentos agroecológicos fertilizados de forma natural, se realiza control de plagas contando con la colaboración de especies de insectos reguladores biológicos (previamente mencionados) y manejo de fitopatologías con biopreparados, sin necesidad de implementar ningún tipo de químico toxico, al contrario, se tiene en cuenta la alelopatía que genera cada planta, aprovechando al máximo las interacciones ecológicas como el mutualismo, y comensalismo que se da entre diferentes especies de plantas e insectos.
Productoras y protectoras de semillas naturales
Para los/las huerteros/as es fundamental guardar las semillas de cada cosecha, construir un banco con todos los cuidados necesarios para su conservación, además se lleva un registro riguroso de fechas de siembra y cosecha, trazabilidad de semillas que se siembran o se comparten a otras huertas. Por esto, para nosotros es muy importante sembrar especies de flores que atraen polinizadores, pues de ellos depende la fertilidad de las mismas, siendo actores fundamentales para la reproducción de plantas y producción de alimentos agroecológicos.
A pesar de todos los beneficios que traen los espacios huerteros para la comunidad Puentearandina, y para la comunidad ecológica planetaria; actualmente están sufriendo constantes ataques, entre los que cabe resaltar la vandalización sistemática y constante de la Huerta San Eusebio con amenazas a los participantes y coordinadores, envenenamiento del suelo con químicos que queman las siembras; en la huerta Chibchazhum del Parque Camelia Sur la situación no es diferente, personas inescrupulosas cometen hechos de vandalización a diario, en horas de la noche y madrugada, destruyen el encerramiento y las camas de siembra; además de las amenazas a sus dolientes, por lo tanto para los/las líderes y lideresas ambientales coordinadores de las huertas están poniendo en riesgo su vida. Es indispensable resaltar que, al cometer estos ataques con las huertas, no solo están atacando a sus coordinadores, también están atacando el hábitat y existencia de especies de aves que anidan en estos lugares, insectos que residen en estas plantas, los animales y microorganismos que habitan en los suelos son asesinados sin compasión alguna al momento de envenenar el sustrato con químicos tóxicos, la afectación del tejido ecológico que se ha construido entre la red de huertas es incalculable. Las denuncias ante las autoridades, entidades distritales han caído en oídos sordos, pues no se han tomado medidas y acciones que protejan estos escenarios vitales en la preparación de la ciudad para los efectos del cambio climático, la protección de la biodiversidad, la educación, el bienestar de la comunidad.
Como humanos, debemos entender que la naturaleza no nos pertenece, tampoco somos el ser más importante del planeta, tan solo somos una pequeña parte de este. Pertenecemos a un ciclo de vida que se debe respetar, cuidar y proteger, es necesario despertar la ternura adormecida que yace en el interior de los sujetos, fomentar las acciones de cuidado a la “casa común”(planeta tierra) que nos brinda lo necesario para existir, o como lo llama el autor Leonardo Boff, “ volver al cuidado como modo escencial”. Este es un llamado a la sociedad, para que hagan parte de los espacios huerteros y fortalezcan la inteligencia ecológica, siendo esta la acción que permite la construcción de la esperanza por un mejor futuro, no utópico, sino real, el mundo que le dejaremos a las nuevas y futuras generaciones. Es el momento decisivo para que el antropoceno, no sea la última era geológica, sino la era de la transición, en la que el desarrollo tecnológico y económico permitan vivir en equilibrio constante con la vida.
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*¿Quién es Natalia o Natucha?
Natalia Carolina Hernández Triviño, soy mamá cuidadora, apasionada por el cuidado del planeta, la ecopedagogía y la justicia social; Licenciada en formación en Educación Comunitaria con Énfasis en Derechos Humanos de la Universidad Pedagógica Nacional, lideresa social, ambiental y comunitaria con más de 12 años de trayectoria, feminista defensora de los derechos de las mujeres, las diversidades, niñas y niños.
Fui consejera municipal de juventud de Funza, en este territorio y en Mosquera, fui parte activa de la defensa, protección del humedal Gualí desde la educación ambiental, las actividades de siembra y mantenimiento de estas en el sector de la Estancia, sensibilizando a la población sobre la importancia de la protección arbórea del humedal, los servicios ecosistémicos, su carga patrimonial y cultural.
Actualmente, soy Coordinadora de la Huerta Café y Sal del barrio Bochica Central en la que fomentamos en la comunidad el compartir de saberes, aprendizaje desde la práctica y relación con el entorno, fortaleciendo en la comunidad la identificación de especies de fauna y de flora dejando de lado la biofobia generalizada de la sociedad. Pertenezco a la Mesa de Agroecología y Practicas Sostenibles de Puente Aranda (MAPSPA), fui electa como Comisionada Ambiental Local, en esta instancia de participación mi propuesta principal es fortalecer los espacios educativos ambientales con enfoque transversal en género y derechos humanos, hacer de los parques y entornos ambientales lugares seguros para las mujeres niñas y niños.
/1/ Bien común: entendido como el bienestar común, que busca satisfacer y conservar las condiciones necesarias para la vida de todos los seres de la comunidad ecológica planetaria que cohabitan la Tierra.