Un Canto a la Vida

Por Hampi Apu Runa

Enero, 2023

 

 

¡Ay Pachamamita dadora de Vida! Limpiando día a día el corazón, aceptamos tus días y tus noches; días con alegría y con tristeza; la luz o la oscuridad, los momentos de risas y de lágrimas, tiempos prósperos o miserables. Aprendemos a no quejarnos de nada, aceptar el camino, el destino y como se manifiesta la vida.

 

No saldrán quejas de nuestra boca, palabras de resentimiento o amargura, eso no se hallará en nuestra palabra hablada. Si una desgracia que se avecina, justo recibir con reflexión, mesura y paciencia, es un momento que más vamos a requerir vivir con amor, humildad y gratitud. Renunciando a todo aquello que nublaba el camino, nada vamos esperar, nos transformamos en "dadores de vida"

 

Trascendencia de las posesiones materiales, ya no van a dominarnos, sabremos darle sabio uso, tampoco los deseos del corazón, ni las esperanzas de la mente (vivir con esperanza del corazón, como una semilla esperando agua y Sol) ya hemos renunciado a dogmas, imposiciones de culturas ajenas, ya nada esperaremos, tampoco hacernos expectativas. Enfocando la energía en el sendero.

 

¡Ay Pachamamita! si es un día caluroso ¡Pues que alegría! Hay sombra para reposar y contemplar y si son días de lluvia, ¡Nos alegramos! Si bajo la lluvia podemos danzar, si hay que darle infinitas gracias al agua bendita.

 

¡Ay Pachamamita! en el frío invierno ¡disfrutaremos! Si hay lana de alpaca, que nos cobija como en el abrazo desprendido, para seguir cantando y besando tu piel sagrada, seremos puentes para recibir y compartir la poesía canalizando los Apus, al gran dador, de los cielos.

 

Aunque llegue la muerte, sabremos reaccionar, sin quejas o lamentos, volvemos a la tierra para otro inicio, la muerte no es el fin, aunque parece la vida volverse humo. No preocupará ya la muerte, sabremos que lo importante es el camino, esta vida, por muy corto que sea. Así que en el momento de la muerte, cumpliendo un ciclo en este cosmos viviente, no vacilar, aprendimos la valentía necesaria y la tranquilidad, a tener un corazón siempre en gratitud, agradeciendo a la Pachamamita, a ese don de la vida. Solo hay una oportunidad ante la muerte ¿Por qué no recibir dignamente? Sucede en quien la acepta con gratitud, eso es una muerte digna, alejados de la queja ¿Cómo queremos ser recordados?

 

Y si en la vida hay trabajo duro, nos esforzaremos, pero no nos quejaremos  del cansancio, los abuelos iban sembrando y cantando, trabajos duros, no sabremos de lamentos, observar la naturaleza, las hormigas, las aves, todo lo consiguen con un gran esfuerzo, el ser humano tiene una enorme capacidad de laboriosidad, no estamos por encima de las aves, de la hormigas, somos la tierra también, el ser humano está aquí para cumplir un propósito con la Tierra. Y en la vida habrá dificultad que es parte de la esencia de nuestra existencia, hay esfuerzo para el sagrado alimento, para labrar la chakra, la tierra, es pues con esfuerzo que viviremos.

 

Por eso aprendemos a decir; ¡Que bendita sea esa dificultad! Deja enseñanza, es parte de nuestra formación, nos ayuda a ser más resilientes. Por eso, Pachamamita, aceptamos, sea cual sea la manifestación, en la salud y enfermedad, alegría y tristeza, prosperidad y adversidad. No sabremos de quejas, ni preocupación. La vida nos colmará de lo necesario. Ya  entendemos que nada necesitamos que no tengamos ya.

 

¡Ay el ego! Cómo nubla, obnubila las mentes egoicas y débiles, abundan hoy en día, los vemos quejosos, lastimeros, por todo disgustados, en una realidad de infelicidad, así en su corazón y su boca. Ego, Hurin Ñoqa (pequeño yo), es el que siempre necesita, el que siempre desea, el que siempre se queja. 

 

Para aquellos que "Despertamos", que hemos trascendido el estado de conciencia, vencimos al Hurin Ñoqa, cruzamos el umbral, abriendo las alas al camino con la Pachamama, al camino del amor. Sentiremos que nada más necesitamos, el amor es suficiente, antes bien ofreceremos a la vida, con un caudal abundante.

 

Arrojando el Hurin Ñoqa al río, como hojas que se van, renunciando a deseos y expectativas por fútil e inútil, ya nada habrá por desear, expectar o quejarse. El más mínimo trozo de alimento, será ante los ojos de Illa, el más sagrado manjar, es así ante el dador de vida. Incluso la sola contemplación de la naturaleza es un inmerecido regalo de Illa, sabremos apreciar tanta maravilla junta, como meter un pedazo de cielo en el corazón, que danzará de alegría, cantará por gratitud, flores coloridas derramará, en armonía y amor con el universo, todo lo tengo y nada me falta.

 

Podremos decir, solo por eso, aunque no tuviésemos nada, ¡somos los más ricos de los seres! Observamos cómo otros sufren por lo que desean y no tienen, cómo cantamos con alegría porque nada nos falta, pues ya nada necesitamos. Así no habrá otro sagrado propósito que vivir dignamente conforme a la virtud, la práctica del Buen Vivir (Allín Kawsay)

 

Las flores de Illa sean eternas, Illa Grande Dador de Vida.