50 AÑOS DEL VERDADERO ROCK  AL PARQUE

EL FESTIVAL DE LA VIDA

Por Martín Morales

 

El sábado 27 de junio de 1970 se realizó el primer festival de Rock al parque en Bogotá en ese emblemático lugar donde la familia bogotana solía pasear, el Parque Nacional. Fue de manera autogestionada y de modo independiente con la asistencia de más de 15.000 personas, también fue la promoción de la película Woodstock que se estrenaría el 1 de octubre de ese mismo año.

 

Un año antes ese festival norteamericano era la inspiración de la escena hippie bogotana que venía desde la mitad de la década sixtie con bandas forjadas del gogo y el yeyé capitalino, una juventud con ánimo de cambios, de desobediencia civil, de revolución contra aquella sociedad tradicionalista y políticamente comprometida con la guerra fría, las guerras de Corea y Vietnam, en un escenario cuasi bélico donde existía una división entre la Alemania del Este y el oeste, una guerra de espías y organismos de seguridad que infundían miedo a la bomba atómica como estrategia de control impuesto por el imperialismo yanqui a sus colonias en Latinoamérica y el mundo frente a la expansión de comunismo Ruso y Chino.

 

Frente a este miedo desesperanzador en la humanidad y pese a algunos brotes revolucionarios, nace el sentimiento forjado en las comunas urbanas de High Ashbury, ese mismo sentimiento que transmitieron los poetas Beat de San Francisco a sus hijos: la generación Hippie, la primera revolución netamente juvenil político-social del no a las armas de destrucción masiva, la juventud del amor libre, la de la comuna rural, la del uso de psicoactivos que abrieran las puertas de la percepción que promulgaba el apóstol psicólogo de la universidad de Berkley Timothy Leary a los congresistas menopáusicos de la casa blanca.

 

Así, bajo la consigna de Rock con la “O” convertida en símbolo de Paz, el mensaje claro, directo y sencillo se vio en postes y paredes de la capital colombiana una semana antes del concierto en hojas tamaño carta impresas en la imprenta Dulcinea, por la organización de promotores de la estética Rock las tiendas de la calle sesenta en Chapinero donde Tania Moreno de “Thanatos” con 10.000 pesos de la época aportó para la gestión con el apoyo también de Edgar Restrepo de “Zoodiaco” quienes vendían afiches, vestimenta, música, y cultura urbana. La inclusión a modo de curaduría chévere de las bandas a cargo del ex-speakers Humberto Monroy y Roberto Fiorilli de ex Time Machine y su proyecto psicodélico progresivo Siglo Cero, quienes querían tener una grabación de un evento en vivo, y buscaron la forma de concretarlo para ese día. Juntos los organizadores gestionaron los andamos de construcción para montar el sonido sobre la tarima donde se presentarían en seis horas de rock en vivo junto a 5 bandas locales y una banda venezolana.

 

El festival de la Vida, fue llamado, pues era el grito juvenil ante el horror de la autodestrucción humana contra la radiación que podría provocar una guerra, una que ya se estaba viviendo Colombia por la injusticia social y en la parte rural por la guerra entre el establecimiento y los grupos guerrilleros. Y en la mitad los jóvenes representados por movimientos de cultura pop globales a través de la música, la política y los psicoactivos.

 

Se sacaron los permisos, Tania Moreno y Edgar Restrepo tuvieron que cambiar sus vestimentas usuales con las autoridades para no tener problema por el asunto de los estupefacientes, donde las mismas autoridades comprometieron a los solicitantes en tener una pacifica actitud pues el evento sería controlado por sus mismos organizadores, quienes dejaron al libre desarrollo de la personalidad a los asistentes, tuvieron un acompañamiento que no dio problema y más bien se mostraban neófitos ante ese tipo de eventos.

 

La marea humana también estaba compuesta por un público pintoresco representados por jóvenes artistas, algunos universitarios, otros revolucionarios de izquierda, poetas nadaistas, poetas hippies, vendedores de comida, familias hippies de vestimenta rural y colorida, yuppies de oficina, algún que otro agente policial, periodistas de diarios prestigiosos como El Tiempo, fotógrafos, relatores gráficos y productores de audiovisuales. Gente de todos los estratos que llenaron el parque desde la ladera hasta la carrera séptima, en un día hermoso de fabuloso sol picante, el astro acompañó la simbólica reunión, en los arboles se veían los afiches que también anunciaba la esperada cinta cinematográfica Woodstock y el humo y el olor de la marihuana y otras hierbas inundaron el parque, los sonidos, la danza característica del éxtasis natural en estados alterados de la conciencia entraron entre la audiencia que se dejó llevar por el viaje de las notas que sucedían en un paroxismo astral de esa pléyade de artistas gurús como el poeta Sibius que los iniciaba en esa nueva nación que por fin se liberaba del retrogrado pensar tradicionalista cachaco de la capital colombiana.

 

La velada la iniciaría con el grupo La Planta de Augusto Martelo, Chucho Merchan, Miguel Durier y Carlos Álvarez con un set de covers, luego La Gran Sociedad del Estado de Arcesio Murillo, Marcianito, los hermanos Isaza y Carlos Osorio “el abuelo”, continuó La Caja de Pandora con integrantes de diferentes países, después Sky's White Meditation banda de los músicos venezolanos Jairo Zuleta (guitarra), Rafael Henríquez Estrella (bajo) y Vicente “Kasino” González (batería) y un invitado el guitarrista Adib Casta. El concierto prosiguió con Terrón de Sueños de Cesar Almonacid, Fabio Gómez y Lisandro Zapata, el baterista Pocho y un invitado italiano, prosiguió la agrupación Aeda de Mario García y Álvarez, para cerrar el show la banda Siglo Cero integrada Humberto Monroy Roberto Fiorilli, Jaime Rodríguez, Edgar Restrepo, Manuel Galindo, Mario Rene, Margalida Castro, que interpretó un solo tema con una improvisación de duración de casi una hora. Fueron seis horas nutridas de elementos propios de su situación el colorido bestiario humano un sonido que viajaba por el aire, el humo de la marihuana confundido con el de las mazorcas asadas, el calor del momento, la belleza de la naturaleza, probablemente el sol cayendo sobre el parque la zona verde y entremetiéndose con sus rayos sobre miles de almas.

 

Esta generación sabía que tras las elecciones que El 19 de abril de 1970 que dieron como ganador a Pastrana Borrero en unas dudosas votaciones fraudulentas, iba a empezar un episodio oscuro que oprimiría la cultura, por eso esta generación se apresuro a ser libres por ese momento y sabían que ese verano del amor de un día iba a acabar pronto para comenzar una prolongada era de oscuridad, la cual se ha mantenido hasta la fecha. La llamada “Era de Acuario” para Latinoamérica se había esfumado efímeramente.

 

Después del “Festival de la Vida” se intentó emular aquel evento con el remedo proveniente del mismo establecimiento estatal so pretexto de gastar los impuestos de los contribuyentes, así se creó Rock al Parque, un evento masivo realizado por el Distrito con más recursos que su antecesor, que hoy en día ha perdido completamente su propósito tras venderse a la empresa corporativa payolera privada, desconociendo la memoria rock de la ciudad y ofertándose a intereses particulares, para celebrarse con administradores de turno y de oficina como una iniciativa oportunista y de emprendimiento que plantea la apropiación de las ideas independientes para hacerlas pasar como suyas, con el discursillo de lo público. Donde lo único que cuenta para la administración distrital es la gestión de cifras resultantes de sus convocatorias sin alma.

 

El auténtico Festival de la vida de 1970 fue el primero, el verdadero y único rock al parque, evento irrepetible por su naturaleza, con contenido, con conmoción propia del alma humana, inspiró la realización de eventos masivos al aire libre, pues entre sus asistentes estaba Álvaro Díaz ex Young Beats como público y promotor que junto con Carolo, fascinados por la magnitud del alcance y calidad artística del festival de la vida, harían al año siguiente el Festival de Ancón en la tierra paisa de Antioquia, con el objetivo de emular el paraíso Woodstock, presente en el imaginario juvenil.

 

Entonces desde junio de 1970 hasta junio de 2020 ha pasado medio siglo exactamente, y que no espontáneamente pero sí manufacturada con el pensamiento libre y juvenil de una banda significativa que cuestionaba desde la conciencia y planteaba contemplar este pensamiento bajo el nombre significativo “Siglo Cero”, la banda adoptó este nombre y lo lanzó para llegar a la juventud a modo de purificación del espíritu con una reunión provocada para abrir conciencias que fue el Festival de la Vida, este fue el primer evento gratuito al aire libre en el simbólico Parque Nacional, realizado allí donde la política del conflicto tenía un símbolo con el monumento homenaje al asesinato del presidente Rafael Uribe Uribe quien tenía como plan un socialismo sindicalista y corporativo.

 

El festival de la Vida se ha convertido en la primera piedra angular que cimentó el Rock en Colombia. Todo se concretó allí, los artistas, el sonido, el ambiente y el público. Por un día ese espacio se cubrió de un campo de energía especial, para un momento único e irrepetible que está ya en la memoria histórica de Bogotá.

 

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Festival de la Vida, parque Nacional , Bogotá 27 junio 1970