El Día Mundial de la Poesía no termina
Por Redacción Quira Medios
Marzo, 2020
Desde 1999, en París, se proclamó el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía. Desde entonces miles y miles de pueblos y ciudades se unen a esta celebración que hoy en día, y en esta época se convierte en un remanso, a través de la palabra y las ideas, para recordar versos de todo el mundo, así como infinidad de poemas en la memoria de incontables lectores.
En Colombia y el mundo se unieron a través de las redes virtuales voces, palabras, versos y rememoraciones en torno a poemas reconocidos, ineditos y sacados de los pliegues de la historia para conmemorar el día.
Estos días serán largos; entre cuidados, cuarentena e incertidumbre, pueda que sea una oportunidad para que la poesía se expanda y atraviese otras formas más allá del 21 de marzo. Que esta sea una motivación para que la poesía permanezca todos los días entre poetas y lectores de poesía.
Quira ha querido saludar a los amigos que le dedican su tiempo, su corazón y su esfuerzo a trabajar con las manos, la mente y el corazón.
Saludos a los poetas: Giovanni Quessep, Mery Yolanda Sánchez, Darío Jaramillo Agudelo, Jotamario Arbeláez, Juan Manuel Roca, Luz Mary Giraldo, Jose Luís Díaz Granados, Piedad Bonnett, Álvaro Marín, Elkin Restrepo, Harold Alvarado Tenorio, Mauricio Contreras, Yirama Castaño, Liliana Moreno Muñoz, Zayda Ayala Melo, Gonzalo Mallarino, Romulo Bustos, Rafael del Castillo, Fernando Linero Montes, Guillermo Linero Montes, Miguel Méndez Camacho, Fernando Herrera, John Fitzgerald Torres, Armando Rodríguez Ballesteros, Camila Charry, Ramón Cote, Juan Gustavo Cobo, Fabio Jurado, Enrique Rodríguez, Carlos Clará, Paula Altafulla, Fátima Vélez, Henry Alexander Gómez, Hellman Pardo, Jorge Valbuena, Laura Castillo, Alejandro Cortés, Manuel Alejandro Rodríguez, Pablo Estrada, Larry Mejía, Duvan Carvajál, José Martínez, Hugo Tovar, Carlos Luís Torres, Juan Carlos Carvajal, Daniel Ángel, Tatiana Arango.
Pedro Martínez Escamilla, Álvaro Rodríguez, Robinson Quintero, Andrea Cote, Jaime Jaramillo Escobar, Eduardo Escobar, Samuel Jaramillo, Samuel Vásquez, Isaías Peña, Karen Álvarez, Angelita Acero, David Reynoso D'Jesus, Irina Hennríquez, Andree Julieth, Zeuxis Várgas, Hugo Chaparro Valderrama, Ediwin Madrid, Rodolfo Ramírez Soto, Ricardo Infante, Eduardo Berrara, Rafael Ríos, Ariana Gamboa, Néstor Martínez, Ahmad Mohsen, Nidia Garrido, Dufay Bustamante, John Harold Giraldo, Mariana Ossa, Zaida Marín, Camilo Romero, Maitalea Fe, Yeniffer Sepulveda, Carlos David Contreras, Lida Pineda, Diana Carolina Romero, Horacio Benavidez, Guillermo Quijano, Omar Garzón, Fernando Rendón, Felipe García Quintero, Margarito Cuellar, Gladys Potosi, Lucía Lema, Raquel Antun, Natalia Litvinova, Álvaro Mata Guillé, Óscar Pinto Siabatto, John Jairo Junieles, Paty David, Patricia Suárez, Alberto Prado, Mónica Lucía Suárez, Lucía Estrada, Héctor Cañón, Lina Téllez, Juan Carlos Acevedo, Bibiana Bernal, Giovanny Gómez, Jenny Bernal, Alan González, Carolina Hidalgo, Alexander Vélez, Sandra Uribe, María Montes, Valentina Montes, Nena Cantillo, John Better, Efraim Medina Reyes, Carlos Polo, Íos Fernández.
Frank Baez, Norman Paba, Juan Afanador, Mina Gligoric, Federico Díaz Granados, Juan Felipe Robledo, Catalina González, Margarita Losada, Fausto Marcelo Ávila, Lilian Silva, Tatik Carrión, Ashanti Dinah Orozco, María Gómez Lara, Giovanna Chadid, Hernando Guerra, John F Galindo, Nicolas Peña, Michael Benitez, Andrés Borrero, Daniela Sandoval, Stefhany Rojas Wagner, Fredy Yezed, Achury Equix, Stephanne Chaumet, María del Rosario Laverde, Daniela Prado, Sara Fernández, Laura Arenas, Maria Melena, Laura Alejandra Ruíz, Néstor Mendoza, Geraidi González, Cristian Garzón, Sebastián Barbosa, Fabiola Acosta, Fadir Delgado, Saúl Gómez Mantilla, Juan Camilo Lee, Carolina Cárdenas, María Paz Guerrero, Jorge Cadavid, Diego Peña, Santiago Érazo, Daniel Sierra, Tamara Mathov, Diana Carolina Daza, Ignacio Manuel Epinayuu, Francelina Muchavisoy, Guillermo Molina, Carlos Almeyda, Celedonio Orjuela, Jaime Londoño, Monica Triana, Alejandra Becerra, Alejandra F-io, Johanna Carvajal, Valentina Rojas, Tania Ganitsky, Lucas Herrera, Adriana Carrillo, Johanna Gómez, Melibea, Natalia Montejo Vélez, Antonio Herrada, Laura Merchán, Alex Caro.
José Ángel Leyva, Stephanie Alcantar, Dennis Juárez, Víctor Manuel Pinto, Sara Mariane, Charol Gualteros, Fabián Rodríguez, Daniel Hernández, Wilson Díaz, Javier Rojas, Liza María Cobos, Rosa Mariela Barreto, Mario Torres Duarte, Paula Castillo, Nicolle Alzate, Juan Pablo Plata, Amalia Moreno, Álvaro Miranda, Milciades Árevalo, Luisa Fernanda Trujillo, Hernán Várgas Carreño, Luis Fernando Afanador, Estefanía Angueyra, John Gómez, Fabiane Leblevec, Álvaro Moreno Durán, Daniela Lesmes, Sergio Muñoz, José Rengifo, Andrés Garavito, Natalia Bernal Rubiano, Miller Guzmán, Diana María Vega, Karen Reyes, Dario Sánchez Carballo, Evelio José Rosero, Miguel Manrrique, John Galán Casanova, Sergio Laignelet, Carlos Velásquez Torres, Carlos Aguasaco, Camille Melo, Alexis Forero, Mileny Jojoa, Johanna Vanegas, Kalej Sandoval, Héctor Hernán Hurtado, Julián DM, Guido Tamayo y cada uno de los amigos que en esta lista nos falta y que en algún momento nos han deleitado con sus palabras, sus versos o su lectura.
Alberto Rodríguez Tosca, Germán Espinosa, Maria Mercedes Carranza, Héctor Rojas Herazo, Luís Vidales, Fernando Molano, Rafael Chaparro, Anastasia Candre, Elkin Ramírez, Raúl Gómez Jattin, Claudio de Alas y a todos los que hoy no nos acompañan, les dedicamos esta pequeña selección desde Quira medios.
Me parece igual a los dioses
Me parece igual a los dioses ese
hombre que ahora está frente a ti sentado,
y tu dulce voz a tu lado escucha
mientras le hablas
y tu amable risa; lo cual, te juro,
en mi pecho el alma saltar ha hecho:
pues te miro apenas y mis palabras
ya no me salen
se me queda rota la lengua y, suave,
por la piel un fuego me corre al punto,
por mis ojos ya nada veo, y oigo
sólo un zumbido,
me destila un frío sudor y entera
un temblor me apresa, y cual la paja
amarilla estoy y mi muerte siento
poco alejada.
Pero todo habrá que sufrirlo, incluso…
Safo de Lesbos (650 a.c. - 580 a.c.)
Amor onírico
Te he visto en sueños en mi lecho
y era como si tu brazo mullido fuese mi almohada,
era como si me abrazases y sintieses
el amor y el desvelo que yo siento,
es como si te besase los labios, la nuca,
las mejillas, y lograse mi deseo.
¡Por tu amor!, si no me visitase tu imagen
en sueños, a intervalos, no dormiría más.
Al Mutamid (1040 - 1095)
Lluvia de flores
Un cuervo busca en vano
su nido
Basho (1644–1694)
El tigre
Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?
¿En qué profundidades distantes,
en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó elevarse?
¿Qué mano osó tomar ese fuego?
¿Y qué hombro, y qué arte
pudo tejer la nervadura de tu corazón?
Y al comenzar los latidos de tu corazón,
¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?
¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque?
¿Qué tremendas garras osaron
sus mortales terrores dominar?
Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?
Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
osó idear tu terrible simetría?
William Blake (1757 - 1827)
Versos dorados
Todo es sensible,
Pitágoras
Mientras te sientes único ser pensante y consciente,
la vida emerge en todas las cosas terrenales.
La libertad encauza tus impulsos vitales,
pero de tus designios el cosmos se halla ausente.
Descubre en cada bestia un ánima latente;
son las flores abiertas fuerzas espirituales;
un misterio de amor se esconde en los metales.
“Todo es sensible”. Y todo te afecta intensamente.
Teme en el muro ciego un ojo que te espía.
En la materia misma el verbo se halla injerto:
no le hagas, pues, cumplir una consigna impía.
Un dios oculto habita en cada ser oscuro
y, como un ojo bajo su párpado entreabierto,
palpita en cada piedra un espíritu puro.
Gérard de Nerval (1808 -1855)
El alma del vino
Cantó una noche el alma del vino en las botellas:
«¡Hombre, elevo hacia ti, caro desesperado,
Desde mi vítrea cárcel y mis lacres bermejos,
Un cántico fraterno y colmado de luz!»
Sé cómo es necesario, en la ardiente colina,
Penar y sudar bajo un sol abrasador,
Para engendrar mi vida y para darme el alma;
Mas no seré contigo ingrato o criminal.
Disfruto de un placer inmenso cuando caigo
En la boca del hombre al que agota el trabajo,
y su cálido pecho es dulce sepultura
Que me complace más que mis frescas bodegas.
¿Escuchas resonar los cantos del domingo
y gorjear la esperanza de mi jadeante seno?
De codos en la mesa y con desnudos brazos
Cantarás mis loores y feliz te hallarás;
Encenderé los ojos de tu mujer dichosa;
Devolveré a tu hijo su fuerza y sus colores,
Siendo para ese frágil atleta de la vida,
El aceite que pule del luchador los músculos.
Y he de caer en ti, vegetal ambrosía,
Raro grano que arroja el sembrador eterno,
Porque de nuestro amor nazca la poesía
Que hacia Dios se alzará como una rara flor!»
Charles Baudelaire (1821 - 1867)
Selección
De las almas creadas
supe escoger la mía.
Cuando parta el espíritu
y se apague la vida,
y sean Hoy y Ayer
como fuego y ceniza,
y acabe de la carne
la tragedia mezquina,
y hacia la Altura vuelvan
todos la frente viva,
y se rasgue la bruma...
yo diré: Ved la chispa
y el luminoso átomo
que preferí a la arcilla.
Emily Dickinson (1830 - 1886)
Canción del boga asuente
Qué trite que etá la noche,
La noche qué trite etá;
No hay en er cielo una etrella
Remá, remá.
La negra re mi arma mía,
Mientra yo brego en la má,
Bañao en suró por ella,
¿Qué hará? ¿Qué hará?
Tar vé por su zambo amao
Doriente sujpirará,
O tar vé ni me recuerda...
¡Llorá! ¡Llorá!
La jembras son como toro
Lo r'eta tierra ejgraciá;
Con acte se saca er peje
Der má, der má.
Con acte se abranda er jierro,
Se roma la mapaná...
Cojtante y ficme? laj pena!
No hay má, no hay má!...
Qué ejcura que etá la noche,
La noche quéejcura etá;
Asina ejcura é la ausencia
Bogá, bogá!
Candelario Obeso (1849 - 1884)
Velas
Los días del futuro están delante de nosotros
como una hilera de velas encendidas
-velas doradas, cálidas, y vivas.
Quedan atrás los días ya pasados,
una triste línea de veles apagadas;
las más cercanas aún despiden humo,
velas frías, derretidas, y dobladas.
No quiero verlas; sus formas me apenan,
y me apena recordar su luz primera.
Miro adelante mis velas encendidas.
No quiero volverme, para no verlas y temblar,
cuán rápido la línea oscura crece,
cuán rápido aumentan las velas apagadas.
Constantino Cavafis (1863 - 1933)
Cuando moría de sed,
convertiste agua en vino,
pero el milagro realizado una vez,
no se pudo realizar de nuevo.
Tu vino no embriagaba,
escondía la amargura del sufrimiento,
su color era el color del ópalo.
¡Me diste de beber fuego!
Cherubina de Gabriak (1887 - 1928)
Tus ojos que antaño nunca se cansaron de los míos...
«Tus ojos que antaño nunca se cansaron de los míos,
se inclinan hoy con pesar bajo tus párpados oscilantes
porque nuestro amor declina».
Y responde ella:
«Aunque nuestro amor se desvanezca,
permanezcamos junto al borde solitario de este lago,
juntos en este momento especial
en el que la pasión, pobre criatura cansada, cae dormida.
¡Qué lejanas parecen las estrellas,
y qué lejano nuestro primer beso,
y qué viejo parece mi corazón!».
Pensativos caminan por entre marchitas hojas,
mientras él, lentamente, sosteniendo la mano de ella, replica:
«La Pasión ha consumido con frecuencia
nuestros errantes corazones».
Los bosques les rodeaban, y las hojas ya amarillas
caían en la penumbra como desvaídos meteoros,
entonces un animalillo viejo y cojo renqueó camino abajo.
Sobre él, cae el otoño; y ahora ambos se detienen
a la orilla del solitario lago una vez más.
Volviéndose, vio que ella había arrojado unas hojas muertas,
húmedas como sus ojos y en silencio recogidas
sobre su pecho y su pelo.
«No te lamentes», dijo él, «que estamos cansados
Porque otros amores nos esperan,
odiemos y amemos a través del tiempo imperturbable,
ante nosotros yace la eternidad,
nuestras almas son amor y un continuo adiós».
William Butler Yeats (1865 - 1939)
Adolescente
La juventud tiene mil ocupaciones.
Estudiamos gramática hasta atontarnos.
A mí,
me echaron del quinto año,
y fui a apolillar a las cárceles de Moscú.
En nuestro pequeño mundo doméstico,
para las camas aparecen poetas de pelo rizado.
¿Qué saben estos líricos anémicos?
A mí, pues.
me enseñaron a amar en la cárcel.
¿Qué vale comparado con esto,
la tristeza del bosque de Boulogne?
¿Qué vale comparado con esto,
los suspiros ante un paisaje de mar?
Yo, pues,
me enamoré de la ventanilla de la cámara 103,
de la "oficina de pompas fúnebres"
Hay gente que mira al sol todos los días
y se enorgullece.
"N0 valen mucho sus rayos" -dicen.
Pero yo,
entonces,
por un rayito de sol amarillo,
reflejado sobre mi pared,
hubiera dado todo un mundo.
Vladimir Maiakovsky (1893 - 1930)
Satisfacciones
La primera mirada por la ventana al despertarse
el viejo libro vuelto a encontrar
rostros entusiasmados
nieve, el cambio de las estaciones
el periódico
el perro
la dialéctica
ducharse, nadar
música antigua
zapatos cómodos
comprender
música nueva
escribir, plantar
viajar
cantar
ser amable.
Bertold Brech (1898-1956)
La poesía es como el pan
Yo como tú
amo el amor,
la vida,
el dulce encanto de las cosas
el paisaje celeste de los días de enero.
También mi sangre bulle
y río por los ojos
que han conocido el brote de las lágrimas.
Creo que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan,
de todos.
Y que mis venas no terminan en mí,
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.
Roque Dalton (1935 - 1975)
El tango
¿Dónde estarán? pregunta la elegía
de quienes ya no son, como si hubiera
una región en que el Ayer, pudiera
ser el Hoy, el Aún, y el Todavía.
¿Dónde estará? (repito) el malevaje
que fundó en polvorientos callejones
de tierra o en perdidas poblaciones
la secta del cuchillo y del coraje?
¿Dónde estarán aquellos que pasaron,
dejando a la epopeya un episodio,
una fábula al tiempo, y que sin odio,
lucro o pasión de amor se acuchillaron?
Los busco en su leyenda, en la postrera
brasa que, a modo de una vaga rosa,
guarda algo de esa chusma valerosa
de Los Corrales y de Balvanera.
¿Qué oscuros callejones o qué yermo
del otro mundo habitará la dura
sombra de aquel que era una sombra oscura,
Muraña, ese cuchillo de Palermo?
¿Y ese Iberra fatal (de quien los santos
se apiaden) que en un puente de la vía,
mató a su hermano, el Ñato, que debía
más muertes que él, y así igualó los tantos?
Una mitología de puñales
lentamente se anula en el olvido;
Una canción de gesta se ha perdido
entre sórdidas noticias policiales.
Hay otra brasa, otra candente rosa
de la ceniza que los guarda enteros;
ahí están los soberbios cuchilleros
y el peso de la daga silenciosa.
Aunque la daga hostil o esa otra daga,
el tiempo, los perdieron en el fango,
hoy, más allá del tiempo y de la aciaga
muerte, esos muertos viven en el tango.
En la música están, en el cordaje
de la terca guitarra trabajosa,
que trama en la milonga venturosa
la fiesta y la inocencia del coraje.
Gira en el hueco la amarilla rueda
de caballos y leones, y oigo el eco
de esos tangos de Arolas y de Greco
que yo he visto bailar en la vereda,
en un instante que hoy emerge aislado,
sin antes ni después, contra el olvido,
y que tiene el sabor de lo perdido,
de lo perdido y lo recuperado.
En los acordes hay antiguas cosas:
el otro patio y la entrevista parra.
(Detrás de las paredes recelosas
el Sur guarda un puñal y una guitarra.)
Esa ráfaga, el tango, esa diablura,
los atareados años desafía;
hecho de polvo y tiempo, el hombre dura
menos que la liviana melodía,
que solo es tiempo. El Tango crea un turbio
pasado irreal que de algún modo es cierto,
el recuerdo imposible de haber muerto
peleando, en una esquina del suburbio.
Jorge Luís Borges (1899 - 1986)
Canción
El peso de este mundo
es el amor.
Debajo de la carga de la soledad,
debajo de la carga
de la insatisfacción
el peso,
el peso que cargamos
es amor.
¿Quién podría negarlo?
Toca al cuerpo en los sueños,
crea milagros en el pensamiento,
en la imaginación padece
hasta que logra concretarse en otro cuerpo
–y mira desde el corazón
ardiente en su pureza–
porque la carga de la vida
es el amor;
sin embargo llevamos la carga con fatiga,
por eso es que debemos descansar finalmente
en brazos del amor,
descansar en los brazos del amor.
Sin amor no hay descanso,
no se duerme sin sueños
de amor– Y aunque estés loco, obsesionado
con ángeles o máquinas,
el deseo final es el amor.
–Nunca es amargo,
y no sabe negarse,
no sabe contenerse aunque lo nieguen
es demasiado el peso.
–Y da sin esperar a cambio nada,
así como la idea nos es dada en soledad
en toda la excelencia de su exceso.
Los cuerpos tibios brillan juntos en lo oscuro,
la mano busca el centro de la carne,
la piel tiembla feliz
y el alma llega alegre al ojo–
Sí, sí, esto es lo que quería,
es lo que siempre quise,
volver
al cuerpo
en que nací.
Alen Ginsberg (1926 - 1997)
Picante como el ají
Sabroso y picante
Su aroma delicioso
Así es el corazón de la mujer uitota
Furiosa y sus labios ardientes
Mujer uitota
Su cuerpo oloroso
Como el perfume de la flor del ají
Su voz fuerte y picante
Sola se apacigua la ira ardiente
Su dulce corazón
Y comienza a reírse ji, ji, ji
El ají, corazón de la mujer
El ají, la fuerza femenina
El ají, planta medicinal de la mujer uitota
Es la verdadera enseñanza y conocimiento
La candela que no se apaga
En su dulce hogar.
Anastasia Candre, poeta Huitoto (1962-2014)
El amor después del amor
El tiempo vendrá
cuando, con gran alegría,
tú saludarás al tú mismo que llega
a tu puerta, en tu espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fue tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón,
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.
En los otros ochenta, cien veranos que marcharon
En los otros ochenta, cien veranos que marcharon
como la luz de un paraíso doméstico, la idea del cielo
de un hedonista era el aparador de una cocina francesa,
manzanas y garrafas de arcilla de Chardin a los Impresionistas,
el arte era une tranche de vie, queso o pan horneado en casa-
la luz, en su opinión, era lo mejor que el tiempo ofrecía.
El ojo era la única verdad, y aquello que atraviesa
la retina se desvanece al amanecer; la profundidad de nature morte
era que la propia muerte es sólo otra superficie
como el lienzo, pues pintar no puede capturar el pensamiento.
Cien veranos que se fueron, con el acordeón que hace olas,
faldas almohadilladas, grupos en botes, golpes blancos como zinc en el agua,
muchachas cuyas mejillas ruborizadas no sobrevivieron a sus rosas.
Entonces, como tubos desecados, los soldados retorcidos
se amontonaron en el Somme y Verdun. Y los muertos
menos reales que una explosión fatal de crisantemos,
idéntico carmesí para la naturaleza muerta y la matanza
de jóvenes. Tenían razón -todo le vale
al pintor con su caballete puesto como un fusil en los hombros.
Derek Walcott (1930 - 1917)
Proverbios
No hables.
Mira cómo las cosas a tu alrededor se pudren.
Confía sólo en los niños y los animales
y de los ancianos aprende el miedo de haber vivido demasiado.
A tus contemporáneos pregunta sólo cosas prácticas
y comparte con ellos tus fracasos, tus enfermedades,
tus angustias, pero nunca tus éxitos.
De tus hermanos ama el que está lejos
y teme al que vive cerca.
A tus padres nunca preguntes por su pasado
ni trates de aclarar con ellos tu niñez y juventud.
Con tu patrón no hables, escríbele y nunca le cuentes
tus planes futuros y miéntele respecto a tu pasado.
Ama a tu mujer hasta donde ella lo permita
y si llegas a tener hijos, piensa que,
como en los juegos de azar,
podrás ganar o perder.
El destino no existe.
Eres tú tu destino.
Y si llegas a la vejez
da gracias al cielo por haber vivido largo tiempo,
pero implora con resignación por tu pronta muerte.
Los que no tenemos dinero ni poder
valemos menos que un caballo,
un perro,
un pájaro o una luna llena.
Los que no tenemos dinero ni poder
siempre hemos callado para poder vivir largos años.
Los que no tenemos dinero ni poder
llegados a los cuarenta
debemos vivir en silencio
en absoluta soledad.
Así lo entendieron los antiguos,
así lo certifica el presente.
Quien no pudo cambiar su país
antes de cumplir la cuarta década,
está condenado a pagar su cobardía por el resto de sus días.
Los héroes siempre murieron jóvenes.
No te cuentes, entre ellos,
y termina tus días
haciendo el cínico papel de un hombre sabio.
Harold Alvarado Tenorio (1945 - ...)
Las mariposas de Noguchi
No puedo caminar
No puedo ver
Más allá de lo que está
Frente a mí
Me recuesto
Pero no lloro
Transportada en el espacio
Por las mariposas
Sobre mi cama
Otro cielo
Con las alas que enviaste
A mi vista
Todo el dolor se disuelve
En otra luz
Transportada a través
Del tiempo
Por la mariposa
Me llegó está cancioncita
Como un pequeño regalo mientras me paré
Junto a la cama de Frida
Se las regalo
Con mucho
Amor
Patti Smith (1946 - ...)
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