El bello encanto de la hipocresía en la sociedad

                                    

La sala estaba abarrotada en su mayoría por ancianas damas. Se trataba de una especie de nueva religión o secta. Uno de los oradores se levantó para hablar, vestido únicamente con un turbante y un taparrabos.  Y hablo emocionadamente acerca del poder le la mente sobre la materia y de la psiquis sobre el soma. Todo el mundo escuchaba embelesado. Al acabar el orador regreso a su sitio justamente enfrente de mí. Su vecino de asiento se dirigió a él y le pregunto en voz baja, aunque perfectamente audible, ¿cree usted realmente lo que dice de que el cuerpo no siente nada, sino que todo esta en la mente, y que la mente puede ser conscientemente influida por la voluntad?   ”naturalmente que lo creo” respondió el farsante con piadosa convicción ‘Entonces, le replico su vecino…

 ----¿Le importaría cambiarme el sitio? 

-----¡Es que estoy en medio de una corriente…!

Muchas veces he intentado desesperadamente practicar lo que predico.

¡¡Si me limitara a predicar lo que practico, sería mucho menos farsante...!!

                                                                       Sobre cuento de Antony de Melo

 

La hipocresía.! El mal necesario que gobierna a una sociedad individualista, egoísta y egocentrista. Una sociedad hipócrita es una sociedad falsa y enferma que finge constantemente ser lo que no es. En ella vivimos moviéndonos sigilosamente como víboras y con artística precisión para sacar el mejor partido a las circunstancias y a nuestros pares. Coincidir las acciones con nuestras palabras parecería un dilema difícil de resolver y al mismo tiempo un ejercicio que, sin duda, nos sacaría de nuestro sitio de confort. Desde chicos nos inculcan el respeto hacia los demás, muchas veces, con mensajes encontrados ya que nuestros modelos en sus acciones suelen no aplicar con mucha naturalidad sobre lo que predican. ---Tal y como explicó Lawrence Kohlberg en su teoría sobre el desarrollo moral, es en la segunda etapa, en la llamada «moral convencional», cuando en el niño de entre 10 y 13 años desarrolla ya un inicio de conciencia sobre el sentido de la justicia, descubriendo además cómo los adultos pueden caer en sus propias contradicciones. ----. Y entonces durante nuestra infancia convivimos y vamos moldeándonos dentro de un sistema de sentimientos discordantes, en donde el remedio corre riesgos de ser peor que la enfermedad. Al llegar a la adolescencia comienza la dura y desgastante tarea de ser aceptados por nuestros pares falseando nuestra propia esencia de los que no todos logran sobrevivir. Y a medida que pasan los años nos volvemos cada vez mas expertos en la incansable tarea de competir dentro de una sociedad hipócrita y cerrada que no defiende los verdaderos valores humanos y nos saca de una mirada compasiva y equitativa.

Sin duda la capacidad de fingir del ser humano se ha desarrollado extraordinariamente no solo como un arte hacia los demás, sino que también hacia consigo mismo convirtiéndonos en exquisitos mentirosos combinando a la perfección el disimulo con la ficción, siendo una de las razas más complejas que en su mecanismo de auto consolación emplea una capacidad muy refinada en desdibujar a su conveniencia consciente o inconscientemente los acontecimientos.