Denuncia Pública

Comunidad Muyska El Tunjo

Por Centro Experimental Juvenil

Mayo, 2025

 

 

“Fueron otras las comarcas de Europa que pudieron incubar el capitalismo moderno valiéndose, en gran parte, de la explotación de los pueblos primitivos de América” decía Eduardo Galeano en su conocido libro “Las venas abiertas de América Latina” escrita en 1970 y que cada día cobra relevancia, ya que los pueblos siguen expuestos a vejámenes de todo tipo: genocidios, etnocidios, epistemicidios y muchos otros “cidios”, que no han sido más que el deseo por la aniquilación de la vida, con el fin de buscar afanadamente el mal llamado desarrollo de las grandes industrias y la “modernización” de las ciudades para europeizar los países de Sur.

 

En donde la centralización del poder y la organización territorial de las ciudades de forma deliberada y sin tener en cuenta los caminos del agua, es una constante con la que hemos lidiado, luchado y resistido como comunidad Muyska el Tunjo – Centro Experimental Juvenil, dado que, debido a nuestra condición como indígenas auto reconocidos y proceso alternativo al capitalismo nos hemos convertido un obstáculo para Plan de Ordenamiento Territorial POT, la intervención de la riqueza natural que defendemos (complejo de humedales el Tunjo) y nuestra ubicación (en pleno corazón de la ciudad de Bogotá), queremos denunciar que nos exponemos a constante estigmatización, amenaza, persecución e intento de expropiación de nuestro territorio por parte de las instituciones distritales, lo que pone en peligro a nuestros saberes y prácticas nativas; generando marginación en la incidencia territorial… nuestro territorio.

 

Nosotros, que nos hemos forjado desde hace 25 años, en donde empezamos a realizar procesos comunitarios para la revitalización de lo que hoy se conoce como el Complejo de humedales el Tunjo, pero que en otrora no era más que un botadero de basura ubicado en la localidad de Tunjuelito al lado del río Tunjuelo, conectando las localidades de Ciudad Bolívar y Tunjuelito, es hoy víctima de ataques sistemáticos, aun cuando, nuestros los procesos territoriales junto con la intervención y acompañamiento de sabedores y taitas de pueblos Kogui, kankuamos, Misak y Muyska fuimos poco a poco reverdeciendo el humedal; ceremonias espirituales, rituales y cantos fueron llamando al agua hasta que finalmente apareciera la chuqua, (espejo de agua), ausente por muchos años a causa del olvido estatal y el maltrato citadino.

 

Dicho proceso de revitalización no fue ni ha sido sencillo, dado que hemos enfrentado amenazas, demandas, desplazamiento y hasta incendios de nuestra casa de pensamiento, la cual tomamos como un espacio sagrado de pensamiento para nuestra organización y comunicación. 

Así, en la actualidad atravesamos una persistente intención de daño en búsqueda del cerramiento del humedal y la expropiación de nuestra casa. Ataques sistemáticos con el afán por buscar su privatización hemos sido víctimas de daños en nuestra casa como el robo de la puerta principal, amenazas y acciones que han atentado contra nuestras vidas y las de los animales que han vivido y acompañado a resistir.

 

Actualmente sufrimos el hostigamiento no solo desde la violencia física, sino también simbólica, haciendo uso de la comunicación como mediación para generar imaginarios degradantes de nuestro quehacer, sembrando en algunas personas de las poblaciones aledañas estigmas de peligro, robo, violaciones, acumulación de roedores y que somos un foco de la indigencia y la suciedad. Dichas artimañas son solo una pequeña evidencia del basto cúmulo de violencia histórica que ha sido ejercida del opresor al oprimido en aras del dominio total y la búsqueda incesante por la reconfiguración del campo pasando por encima de todas las manifestaciones de vida.

 

Este fuerte dinamismo comunicacional ha conseguido que en estos momentos el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (DADEP) tenga las intenciones de despojarnos de nuestra casa sin medir consecuencia y tener un panorama amplio de lo que esto implicaría para la fauna, la flora y para nosotros y nosotras como comunidad Muyska el Tunjo, ya que impediría seguir desarrollando nuestras prácticas ancestrales y procesos educativos/comunicativos con la población allegada. Esto implicaría coartarnos de tener un acceso y relación libre (y que por derecho nos pertenece al ser quienes reavivaron este lugar después de que era solo escombro) con madre tierra, implicaría además truncar, violentar y marginar la continuidad de nuestras cosmovisiones y los ejercicios de siembra, tejido, enseñanza y aprendizaje nuestros usos y costumbres, ya que hemos contribuido a procesos de investigación y educación con múltiples Instituciones Educativas y universidades; hemos restaurado alrededor de 84 hectáreas para evitar inundaciones, hemos reforestado con más de 5.000 árboles nativos; así como ejercicios de medicina y sanación espiritual y física.

 

Por tanto, nos manifestamos ante todas las personas, comunidades, colectivos y otros pueblos defensores del territorio; pero también ante aquellas instituciones que intercambia el valor de la vida por la monetización, exigiendo nuestros derechos como comunidad indígena y como proceso educativo alternativo que hemos consolidado; y solicitando a todas aquellas personas que se unan en manifestación, divulgación y acompañamiento de nuestra lucha.

 

Cordialmente,

 

Niños, niñas, jóvenes, hombres, mujeres, abuelas y abuelos de la comunidad Muyska el Tunjo.

 

¡LA COMUNIDAD MUYSKA EL TUNJO SIGUE EN PIE DE LUCHA POR LA DEFENSA DE LA VIDA Y NUESTRA IDENTIDAD!

 

 

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