Naciones de Abya Yala

CONVERSACIÓN CON JAVIER PAPAMIJA DEL PUEBLO YANACONA

Por Francy Liliana Díaz Rozo

Marzo, 2021

 

 

Naciones de Abya Yala un espacio que surge en Quira Medios con la idea de conocer las cosmovisiones de algunos de los pueblos originarios de Abya Yala dada la convicción de que no es posible comprender el presente de los territorios sin tener al menos una idea general de su pensamiento, cosmovisión, espiritualidad, usos y costumbres. Si bien resulta imposible abordar la totalidad de los pueblos originarios que aún existen en lo que actualmente se conoce como el continente americano, intentaremos por lo menos llegar a algunos conversando directamente con nativos y descendientes de diversas etnias, algunas muy conocidas, otras no tanto y quizá algunas totalmente desconocidas para muchos. 

 

Iniciamos entonces con el pueblo Yanacona en conversación con Javier Papamija docente de secundaria hoy radicado en el municipio de Facatativá.

 

 

Francy: ¿Cuál es el origen de la nación Yanacona desde su cosmovisión y ley de origen, su ubicación geográfica y lengua?

 

Javier: Los yanaconas tenemos nuestros orígenes ancestrales en el gran pueblo incaico, es decir, hacemos parte del Tahuantinsuyo. Los yanaconas llegamos a Colombia debido a que los españoles sometieron algunos pueblos originarios como guías para realizar los grandes recorridos por los Andes.

 

A continuación un mito (ley de origen) que expresa todo el surgimiento de los yanaconas.

 

En el principio el tiempo Yana era la noche, la oscuridad del tiempo y ella cubría el universo. No existía nada sobre la tierra. El Dios Waira (viento) no cesaba de bullir (moverse) y sostener la tierra con fuerte suspiro que surgía de su boca. Waira inquieto por Yana y por la quietud del tiempo decidió soplar fuertemente sobre los cabellos de Inti (sol) haciendo que se levantará y fijará su cuerpo sobre la tierra con lo que ella se iluminó y comenzó a calentarse, con ese calor surgieron desde el fondo de la tierra el tapuko (niebla) que son hembra y macho seres hechos de vapor echaron a andar sin lugar fijo a dónde llegar, así se alimentaban de vapor de agua que surgía del subterráneo un día un tapuko hembra no quiso vagar más y se sentó a pensar en su propio ser, y quería encontrar otros seres con quien compartir, y mientras pensaba y pensaba, el pensamiento se fue calentando con el aliento de Inti. Y fue así cómo se encontró rodeado por el kuichi (arco iris) que lo invitó a recorrer los colores de su propio cuerpo. Así fue como ayudado por Waira el tapuko hembra subió a los colores del kuichi, ahí se dio cuenta que algunos tapukos hembras y machos están cercados por muchos kuichis y que el Dios Inti vigilaba sin descanso. Del amor entre tapukos y kuichis y del aliento de Inti, surgieron los primeros hombres que se alimentaban de vapor, y a quienes les gustaba la noche. Inti los denominó yanaconas porque quiere decir: gente que sirve mutuamente en el tiempo de la oscuridad. Otros tapukos se negaron a ser hombres y el Dios Inti los convirtió en pájaros y ahí vino el kínde (ave del macizo colombiano, el tucano, el gorrión de la montaña. Inti entonces enseñó al hombre yanacona a trabajar la tierra, de uno de sus dientes le entregó el maíz, de sus lágrimas le entregó la quinua. Kuichi compartió con los yanaconas el cuidado de los huaycos (avalanchas) y Waira entregó una semilla de flauta y de su cuerpo enseñó los sonidos. A la mujer yanacona Inti le enseñó a tejer con hilos de Kuichi y a sembrar la tierra. Así fue como los yanaconas comenzaron su andar por los kimbos (territorios empolvados) por las montañas de los Andes, reproduciéndose como semillas que germinaron y dieron origen a un gran pueblo.

 

La lengua del pueblo yanacona, es el runa shimi (lengua del hombre), que es una evolución del quechua andino. 

 

Actualmente la nación yanacona en Colombia, se ubica en siete departamentos. Siendo el departamento del Cauca, el lugar donde se encuentran los cabildos ancestrales de origen.

 

Francy: ¿Cómo es su organización social, política y espiritual?

 

Javier: La organización política nace a mediados de la década 80 del siglo XX, ante la necesidad de conservar, fortalecer y reconstruir los planes de vida y pensamiento de la identidad yanacona. Además, nace bajo la necesidad de defender los derechos del territorio, de conservar la autonomía como pueblo ancestral. Con el pasar de los días se organizaron 15 comunidades yanaconas en todo el territorio colombiano.

La organización social y plan de vida se basa en 4 pilares: político-organizativo, educación, saber ancestral, territorio.

 

A nivel espiritual es el territorio el que orienta en pensamiento del Gran Espíritu, y son los sachas kunas (sabedores) los que interpretan el pensar de los espíritus mediante las plantas sagradas. Los sabios son aquellos Hatun (taitas, abuelos) que dirigen a las comunidades con sus experiencias de vida.

 

Francy: Como pueblo originario que ha sufrido desde la llegada de los europeos al igual que todos los pueblos originarios del continente, actualmente, ¿cómo hacen frente al conflicto que se vive en el territorio?

 

Javier: Desde la llegada de occidente con su pensamiento, hemos luchado a nivel territorial, religioso, pero también a nivel cultural, idiomático, económico y medicinal. Es decir, ha sido una lucha constante y eterna. Posteriormente, con el surgimiento de los estados republicanos en América, nos alzamos en revoluciones indígenas por la tierra, al ver que las administraciones gubernamentales siguen accionando políticas para el genocidio cultural con los yanaconas. Es decir, hemos tenido que enfrentar una lucha interminable con los usurpadores de la cultura yanacona, que con el pasar de los días cambia de protagonistas.

 

Hoy en día el espíritu de unidad nos hace más fuertes y consientes que en la lucha está la pervivencia de nuestra propia cultura.

 

Francy: ¿Cuál es el papel de la mujer en la comunidad yanacona?

 

Javier: La mujer yanacona es una tejedora de procesos, una tejedora social, una tejedora de procesos históricos y familiares, porque en todas esas dimensiones y posibilidades organizativas que tiene el pueblo yanacona, la mujer siempre ha estado ahí, ha sido mediadora, ha sido tejedora y constructora de procesos organizativos y líder base en la visibilización a la hora de procesos. Nosotros consideramos que la mujer en este ejercicio ha sido impresionantemente valiosa, porque, aunque no es tan verbal y tan expresiva está allí, acompañando, sus manos están trabajando, su cabeza está pensando y cuando se siente con la seguridad se expresa y lo hace de tal manera, que en muchas ocasiones todo queda en silencio porque es tajante y tan puntual en sus apreciaciones que lo deja a uno pensando. Es la responsable de las mochilas, las ruanas y, sobre todo, es la encargada de transmitir el pensamiento a la familia.

 

Francy: En este momento, ¿Cuál es la postura de los jóvenes en comunidad frente a la conservación de la memoria de su territorio y su conocimiento ancestral?

 

Javier: La postura de los jóvenes en la actualidad al interior de las comunidades yanaconas varía de acuerdo con las circunstancias que vive cada joven, sin embargo, encontramos al interior de las comunidades, jóvenes que se están apropiando del runa shimi, otros están participando de los talleres de tejidos andinos, y sobre todo están participando de chirimías (grupos musicales yanaconas). También encontramos grupos juveniles que lideran procesos al interior, en lo referente a lo político, cultural, económico y ancestral.  Por lo general los jóvenes en contextos de ciudad, son los protagonistas de todos los procesos socioculturales. Hoy tenemos varios jóvenes que no superan más de 30 años liderando cabildos yanaconas y guardias indígenas.

 

 

Francy:  Dentro del contexto del conflicto colombiano, ¿cómo éste ha afectado el pueblo Yanacona?

 

Javier: El conflicto ha afectado altamente al pueblo yanacona, como ya se sabe el pueblo yanacona está ubicado en el macizo colombiano. Epicentro de los grupos al margen de la ley para todos los procesos de tránsito drogas y armas. Lo que ha ocasionado que los resguardos indígenas se vean afectados con la presencia de dichos grupos bélicos. Los hechos violentos más relevantes en nuestros territorios son: asesinato de líderes, amenazas, masacres, y desplazamientos forzados, generalmente los grupos al margen de la ley hacen presencia en estos sitios, dada la escasa presencia del Estado. Es por eso que los yanaconas estamos dentro del grupo de víctimas colectivos a nivel nacional, pues por la gran cantidad de líderes indígenas asesinados en los territorios al intentar salvaguardar los territorios autónomos.

 

Hay que recordar que el pueblo yanacona, al igual que todos los pueblos adscritos al Cric (Consejo regional de indígenas del Cauca), hacemos parte de la guardia indígena, lo que implica que los miembros y familias de la guardia yanacona sean vistos como objetivos militares por parte de todos los grupos al margen de la ley. Pero ante estas intimidaciones, no damos paso atrás, pues como pueblo aborigen y dueños del Abya ayala seguiremos luchando como lo hemos hecho desde 1492, es decir, seguimos al frente sin temor.

 

Es por eso que los yanaconas estamos en favor del cumplimiento del tratado de paz firmado en La Habana, porque es una manera de ver finalizada tantas noches de violencia.

 

Otra afectación es la perdida de cultura y educación por hechos relacionados a desplazamiento forzado. Pues cuando las familias yanaconas se ven obligadas a establecerse en contextos urbanos buscado seguridad, no encuentras centros educativos pertinentes para dar continuidad a sus procesos etnoeducativos lo que conlleva a una pérdida inminente de la cultura originaria.

 

Francy: ¿Han logrado mantener los usos y costumbres en los territorios y fuera de ellos teniendo en cuenta el desplazamiento forzado al que se han visto sometidos por cuenta del conflicto armado? 

 

Javier: Los usos y costumbres se siguen viviendo, pero en menor intensidad, y esto obedece a los procesos de globalización cultural que ocurre en cualquier parte del mundo. Sin embargo, aún se conservan ampliamente los tejidos de chumbes, ruanas, sombreros. Cultivos del maíz, sembríos de la hoja sagrada de la coca. Tenemos nuestros festivales de chirimías y todo lo relacionado a la agricultura propia. Sin embargo, todo esto se ve altamente en riesgo con todos los cambios culturales que viven las sociedades.

 

Las personas que llegan a las ciudades portan la semilla del yanacona, lo que ha permitido que algunos comuneros conserven fielmente la identidad y tradiciones. Pero también hay que decir que un gran porcentaje de wawas (niños) que nacen en ciudades observan el pensamiento ancestral como una historia del pasado que poco los vincula con sus orígenes. Ahí tenemos una tarea fuerte, el revivir esas semillas ancestrales.

 

Francy: ¿Cuáles son los retos que enfrentan actualmente los pueblos originarios en el contexto de la firma de los acuerdos de paz y la pandemia?

 

Javier: Los grandes retos entorno a la paz es concienciar a los mismos indígenas a una salida del conflicto de manera pacífica, y enseñar a los gobiernos y sociedad que los territorios ancestrales son intocables, pues acabar con ellos, es acabar con la diversidad étnica de la nación, y sobre todo es acabar con la riqueza multicultural del pueblo yanacona. 

 

Los retos que tenemos como nación es pervivir en el tiempo con nuestros usos y costumbres y sobre todo que la sociedad colombiana aprenda a vivir con nosotros, ya que somos los guardianes del Yumamuy (río magdalena).

La pandemia es un tema que se controla con la medicina ancestral. Nuestras armonizaciones a base de las plantas sagradas pueden dar equilibrio a nuestros territorios, hacer que el covid-19 no entre a los espacios de sanación. Interpretamos que la pandemia es el fruto de los vejámenes que la sociedad ha realizado con la Madre Tierra y es por ello, que nos está diciendo que debemos permanecer unidos en nuestros territorios, que no vivamos de un lugar a otro, que volvamos a los lugares de protección, el campo, las selvas y los sitios de poder, es decir, volver a establecernos como en el pasado, en nuestros hogares originarios.

 

Este es el primer recorrido por una de las etnias que han sobrevivido permanente el genocidio que como bien lo manifiesta Javier, ha cambiado de rostros pero sigue siendo la misma mano negra manteniendo sus privilegios y poderío a costillas del dolor, el despojo, el avasallamiento no sólo de los pueblos originarios. La sociedad colombiana tiene la responsabilidad de sumarse a la salvaguarda de los territorios ya que como nos lo muestran los pueblos originarios: todos somos hijos de la misma madre tierra.