No necesitamos otro Bogotazo

Por José Alejandro Patiño

Abril, 2021

 

Nada más cruel e inhumano que una guerra. Nada más deseable que la paz. Pero la paz tiene sus causas, es un efecto. El efecto del respeto a los mutuos derechos

-Jorge Eliécer Gaitán

 

 

Hoy se cumplen 73 años del vil asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, hecho que ocasionó una feroz revuelta conocida como El Bogotazo, la noche trágica del 9 de abril del 1948, día en que la historia del país se partió en dos. Dicho acontecimiento desató una ola de violencia política (entre liberales y conservadores) sin cuartel que duró aproximadamente 20 años y que causó la muerte de más de 300.000 personas y el desplazamiento forzoso de casi 2 millones de compatriotas. Esta a su vez dio origen al conflicto armado interno que padecemos actualmente, el cual ha dejado como saldo cerca de 300.000 muertos, más de 120.000 desaparecidos y alrededor de 8 millones de desplazados en Colombia. Pese a que el gobierno firmó un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC en el año 2016, los efectos de la guerra son cada vez mayores. Desde la firma del acuerdo hasta la fecha han sido asesinados un poco más de 1.000 líderes sociales y en lo que va corrido del año han ocurrido 26 masacres, no “homicidios colectivos” como afirma el presidente Duque. 

 

Colombia vive una de sus peores épocas, está sumida en una inmensa crisis social, política y económica. Ostenta el título de ser el país más corrupto del mundo, su institucionalidad ha sufrido varios ataques por parte del gobierno, los abusos de la fuerza pública han alcanzado proporciones inimaginables y las violaciones de los derechos humanos son el pan de cada día. A esto se suman problemáticas como el narcotráfico, el crecimiento de las disidencias de las FARC, grupos paramilitares y cientos de estructuras criminales más. La pobreza y el desempleo que se han agudizado debido al Covid-19, los procesos de vacunación tardíos, el aumento de robos en las principales ciudades del país, la polarización política y la proliferación de discursos incendiarios en las redes sociales, el rumor de una guerra contra Venezuela y el anuncio de una agresiva reforma tributaria que como siempre perjudicará más a los pobres y a la clase media.

 

Todo este panorama es nefasto, sin embargo, como ciudadanos y gestores de paz no podemos permitir que otro evento como El Bogotazo vuelva a repetirse. Los cambios que tanto necesita el país no se producirán por medio de la violencia, no podemos matarnos entre nosotros ni ver al que piensa diferente como un enemigo. Si queremos construir una nueva nación debemos luchar legítimamente, haciendo uso de todas los instrumentos constitucionales que tenemos y salvaguardando siempre la institucionalidad. Recordemos que el voto popular, la protesta social, la veeduría ciudadana y la cultura de paz son las armas más eficaces para combatir el complot del Estado, la violencia y la corrupción.