Bituima 1780

(Dir. Luis Alberto Restrepo, Colombia, 1995)

 Por Juan Carlos Carvajal

Julio, 2021

 

Filmada en 1995, formato Telecine, para ser transmitida por televisión, Bituima 1780 hace parte de la Trilogía de amores y delitos, que reconstruye añadiendo toques ficcionales, la Colombia de finales del siglo XIX en la época del virreinato español.

 

No obstante, Bituima no es solo un fantástico retrato, construido a partir de los ricos escenarios, vestuarios y recreación del lenguaje de la época, que revelan la rigurosidad de la investigación histórica y la cuidada producción de Juana Uribe. Es también el recordatorio de que los tiempos parecen siempre repetirse de manera viciosa. En la película se cuenta cómo los gamonales, señores de familia acaudalada, son los verdaderos dueños de los pueblos y ejercen control absoluto, nombrando a voluntad alcaldes y gobernantes y tomando todas las decisiones importantes, incluso pasando por encima de la “autoridad” española.

 

Bituima es absolutamente vital y actual. Nos enfrentamos como espectadores a una tragedia en la que los personajes padecen de las decisiones que, por más que luchen, se escapan de sus manos, hasta que no queda más camino que huir.

 

 

No obstante, si bien la película no deja de ser dolorosa hay un final esperanzador, una señal de victoria que sin dejar de ser hiriente, enseña que el estado de las cosas pueden transformarse. Todo el tiempo estamos a la expectativa de un levantamiento en armas, que dé cómo resultado una tragedia aún mayor pero, al final los villanos, los gamonales, deben enfrentarse a la desolación absoluta, que en últimas resulta en un profundo enfrentamiento consigo mismos al entender que, en efecto, pueden seguir siendo los dueños de todo, pero no queda nadie a quien gobernar, salvo quizás intentar gobernarse a ellos mismos: a su avaricia y sus pasiones.

 

Ahora que las cátedras de historia desaparecen de los colegios y que, a conveniencia, las ciencias humanas y sociales van perdiendo importancia para el Estado, para así ceder el camino a una mejor “competencia laboral”, películas como Bituima 1780 resultan imprescindibles para reconstruir un pasado cada vez más distante, que lucha contra un olvido provocado. En tal medida, el cine parece recordarnos aquellos errores que sí, tienden a repetirse, pero a través de la emoción, la catarsis y la liberación, así sea solo en la pantalla, la justicia puede prevalecer.