ARTESUMAPAZ

Por Felipe Durán

Junio, 2020

 

En una hacienda incrustada en las faldas del Sumapaz, el día comienza oficialmente  para todos los artistas cuando se grita “a comer” para llamar a la mesa. Cada quien coge su plato y se sirve un desayuno vegetariano compuesto de productos locales como la guatila y el café que cultivan los vecinos y productos que vienen de afuera como la miel de maple que alguien trajo de Vermont o la mantequilla de maní que viene en tarro de vidrio y se consigue en los supermercados gringos. Este desayuno caracteriza no sólo la alimentación de esta residencia artística, sino también la mezcla de personas que suelen querer habitarla, algunospara trabajar como residentes en sus propios proyectos artísticos y otros como voluntarios para servir a la comunidad y compartir la atmósfera creativa que se respira en la residencia. La mesa reúne pintores, músicos, escritores y artesanos, que desayunan y hablan mientras otros apenas se levantan. Desde las habitaciones se escucha la bulla que proviene del comedor y llega en un español muy colombiano, que se habla con propiedad o con acento extranjero, o con ambos. A veces se oyen también otros idiomas por lo que la gente viene de distintos lugares y siempre resaltan los que hacen como gallina para pedir la sal y echársela al huevo para no depender únicamente del inglés y el español como lenguas en común para pasarse las cosas. 

 

Después del desayuno cada mañana transcurre a su propio ritmo. Algunos leen en la sala de la casa y alcanzan a oír de lejos al que practica un instrumento de cuerda. Otros meditan en un salón retirado que solía ser un granero y otros pintan en el estudio de arte o tejen fique que encuentran en la finca para hacer una exposición en un galpón que alguna vez fue un establo y que mira hacia el Nevado del Tolima. Mientras tanto, los voluntarios trabajan en el cuidado de la huerta, la preparación del almuerzo, alimentan la masa madre para el pan del desayuno o ayudan con el trabajo administrativo. Se acerca el mediodía y hace calor de clima templado. Huele a niebla porque se seca la lluvia del día anterior, a guayaba porque se hace jugo, a patacón que se frita para que esté listo a la una, y a repelente natural que espanta moscas con aroma a verbena. La mañana va llegando a su fin con la ilusión colectiva del almuerzo. Cada quien hace lo suyo y todos hacen lo que hoy es ArteSumapaz.

 

Este proyecto se concibe años atrás en la cabeza de RicDragon, artista plástico estadounidense que lleva en Colombia desde el 2015. Junto con su amigo músico colombiano Pedro Crump como presidente, crean la Fundación ArteSumapaz que comienza a funcionar como residencia artística desde abril del año pasado. Inspirados por escuelas como Bauhaus y Black Mountain College, y educadores como Hans Hofmann y Pablo Freire, Dragon y Crump buscan generar un espacio en el que el conocimiento se construye a partir de la fundición entre la estética y el contexto en el que se crea. Con la idea preconcebida de un lugar rústico a menos de tres horas en carro de Bogotá y con un paisaje espectacular, encontraron el lugar ideal para instalarse y comenzar a operar. En un área rural que separa a San Bernardo de Pandi y Arbeláez, Dragon encontró, en la entrada de una finca, unas réplicas de obras de arte moderno. Estos afiches de Dalí, Renoir y Picasso fueron interpretados por Dragon como una señal para animar a Crump a acercarse y hablar con el dueño de las tierras en donde hoy opera ArteSumapaz. Lo convencieron en un almuerzo de cuatro horas en el que tuvieron tiempo para abrir más de una botella de vino y contarle al terrateniente la idea principal del proyecto: inculcar un espíritu colaborativo e informal entre artistas, para desarrollar habilidades mediante la práctica en el estudio.  Según Dragon, tanto Bauhaus como Black Mountain College permearon en sus respectivos países la educación en las artes hasta el día de hoy, y como admirador del arte colombiano asegura que es fundamental seguir fomentando este tipo de aprendizaje en el país. 

 

Mejor conocida en la región como la Hacienda Australia, la sede de ArteSumapaz ha hospedado en menos de un año a más de cien residentes y voluntarios que vienen de todo el mundo y llegan con la expectativa de encontrar un espacio que integre arte y naturaleza.  Algunos vienen a escribir un libro, a componer canciones, a montar una ópera de Mozart, a pintar los paisajes, a tejer una mochila o a leer García Márquez en inglés y ayudar en la huerta. La Fundación por su parte ofrece este espacio no sólo para que cada quien avance en su arte, sino también para que el arte de cada quien ayude a fomentar la cultura en la región. Con la experiencia de Dragon como artista y la de Crump como músico, ArteSumapaz ha compartido sus espacios y talento para llevar a cabo actividades relacionadas con sus áreas de experticia: talleres de dibujo, exposiciones, clases de música, talleres de improvisación vocal y conciertos que se ofrecen a los que están de paso en la residencia y a los vecinos que viven alrededor.

 

Para lograr otros propósitos que hacen parte de la visión de ArteSumapaz, la idea es involucrar a “líderes pasionales”, que suelen ser amigos o conocidos con la fascinación y los conocimientos necesarios para desarrollar los proyectos. Tal es el caso de la construcción del parque escultórico, para el que tienen la fortuna de contar con el curador Mauricio Cortés. Además de convocar escultores, Mauricio trabaja en compañía de arquitectos en los diseños de los caminos que se van a entrecruzar en las montañas de la finca para que los visitantes caminen, observen y aprecien la armonía entre las obras y el entorno en que se aprecian.

 

Entre otros planes también está lograr una interacción sostenible con el entorno y reforestarlo para que vuelva el bosque nativo que el negocio ganadero estropea. Mientras encuentran al “líder pasional” indicado para estar a la cabeza, los voluntarios asumen el proyecto aprovechando el conocimiento y la experiencia de la gente local que lleva años trabajando la tierra en la región. Dialogan y aprenden junto a ellos, para asegurarse de que la recolección del agua y de alimentos sean actividades que funcionen de manera sostenible. Un proyecto que se funda en 2019 no debería realizarse si no se tiene en cuenta el cuidado del agua y el buen manejo de la tierra, dice Dragon.

 

Por otro lado, ArteSumapaz está desarrollando un plan de acción para hacer crecer la comunidad y establecerla como “Comunidad Intencional”. Esto quiere decir crear una comunidad de residentes que sean afines con el espíritu de ArteSumapaz para establecerse alrededor de la finca compartiendo los recursos y las responsabilidades. Siguiendo los modelos que permiten construir en terrenos comunes y no propios, ArteSumapaz está seleccionando personas interesadas en habitar parcelas destinadas a este fin que rodean la sede principal. De esta manera, buscan adoptar un estilo de vida alternativo, que contrasta con el individualismo exacerbado y la privatización extrema de la vida moderna. La idea es comenzar con los conocidos que se han ido acercando al proyecto de manera natural, para luego ir vinculando lentamente a más personas interesadas en adoptar este estilo de vida. Como parte del mismo propósito planean construir una “Eco Aldea”, formada por un conjunto de casas sencillas para personas que no estén interesadas en construir, pero tengan la intención de instalarse una temporada larga en un espacio natural y privado. De esta manera se formaliza la “Comunidad Intencional”, y con ella se expanden los pilares de la Fundación ArteSumapaz. 

 

Por último en la agenda pero sin tener menos importancia, la Fundación está muy interesada en fomentar el arte en la región mediante la construcción de un museo. Con San Bernardo como la población más cercana, la construcción y apertura de este espacio buscaría estimular a los Sanbernardinos  para crear y exponer sus propias obras de arte en conjunto con artistas de otras latitudes. De esta manera se pueden generar incentivos para los artistas locales y al mismo tiempo se abre la oportunidad de compartir con  los vecinos de San Bernardo algunas de las obras que se componen dentro de ArteSumapaz.

 

Cuando el cielo se despeja por la tarde se venal fondo las siluetas de los nevados color azul, que contrastan con un cielo naranja y rosado que se ve sólo en algunos atardeceres. La tarde transcurre y es tan común que cada quien siga en sus actividades como tener actividades que reúnan a todos. A veces se unen los que son buenos para la cocina y preparan helado vegano de bananoy chocolate o se juntan los más lectores a leer poesía en voz alta. Otras veces se reúnen todos a celebrar las “open onces”, un evento que consiste en tomar café con ponqué de naranja mientras los artistas que quieran presentan los avances en sus propios proyectos. Toman onces mientras observan dibujos o escuchan canciones que se compusieron en la última semana. También es común que alguien dicte un taller para enseñar a hacer algo. Hacer pan, malabares, ejercicios de gimnasia o dibujos de figura humana son ejemplos de oficios que se enseñan entre los artistas que están de momento en la residencia. Por la noche la gente lee o juega juegos de mesa. Quizás alguno se anima a proyectar una película en una sábana o a prender una fogata para sentarse alrededor. Avanza la noche y cada quien se va despidiendo para irse a dormir en su cuarto privado o en su cama sencilla en dormitorio compartido. Hoy cada quien se va satisfecho por cumplir con sus objetivos del día, pero los de ArteSumapaz apenas se están comenzando a cumplir. Si bien ya sucede que se componen diversas obras de arte en este lugar tan inspirador, la visión de ArteSumapaz es mucho más ambiciosa: lograr que la región sea un centro artístico con un punto gravitacional cada vez más fuerte para que sean más los que se sumen a vivir del arte en armonía con la naturaleza. Finalmente, se busca que en este rincón de Colombia el arte sume a todos los que quieran hacer pazy la paz sume a todos los que quieran hacer arte. En eso consisten los días en ArteSumapaz.