Agotar Clown Performático

Escrita, dirigida e interpretada por Carolina Méndez

Por Leonardo Rodríguez

Junio, 2021

 

 

En un escenario aparece, entre sombras, una música vestida de blanco que hace sonar el aire que se escapa de un saxofón. El espacio se ilumina poco a poco mientras suena una campana salsera y aparece de espaldas otra mujer vestida completamente de blanco: uñas, medias, tocado y un vestido bombacho de escote en la espalda; además de unos tacones rojos. Es una figura que mantiene una tensión corporal que se ilumina impecable e imponente en medio la oscuridad. La mujer permanece de pie, estática, pero en un giro, casi mecánico, nos deja ver su rostro: resalta su maquillaje blanco y unas largas pestañas, del mismo color, que resaltan sus ojos. Manteniendo la misma tensión corporal, el personaje dirige toda su energía en mover los párpados y concentra en su rostro la atención del espectador. Así comienza Agotar, una obra que está deliberadamente llena de sutilezas inevitablemente atractivas. 

 

Esta obra ha sido clasificada por su creadora Carolina Méndez como una obra de clown performático, ya que contiene características de ambos géneros. El personaje vestido de blanco, a quien ahora llamaré Campanita, como también le dicen a su creadora, está apenas iluminado en el centro del escenario. Con la atención del espectador puesta en su rostro, comienza un coqueteo que se va a extender hasta el final de la obra. Si algo caracteriza el género del Clown es precisamente la consciencia que tiene el personaje de que hay un espectador que lo observa y de quien depende para continuar su espectáculo.

 

 

 

Carolina ha trabajado, desde hace años, un teatro concentrado en el gesto y la obra Agotar no es la excepción. En esta, Campanita, se dirige al fondo del escenario y de su cabello, recogido en un peinado alto, saca una botella pequeña de una bebida no muy conocida en Colombia pero sí en Argentina: Fernet Branca. Del mismo lugar, Campanita, saca un gotero con el que succiona Fernet de la botellita y se lo va tomando en la cantidad que el gotero le permite. Esta acción tiene la lógica propia del Clown, que siempre encuentra los caminos más largos para hacer las cosas; además, la bebida se va derramando hasta manchar el vestido del personaje: aquí comienza a desarmarse la pulcrutid de la imagen y da paso a la acción performática que no pretende mostrar nada más allá que su propia crudeza. El cabello recogido se convierte en una caja de pandora de donde van saliendo un sin número de algodones, en variadas presentaciones, que la actriz empapa de Fernet para introducirlos en los diferentes hoyos de su cuerpo. En ese punto, la acción es por completo performática y lleva al espectador a la intimidad de una payasa que se embriaga por el camino menos habitual. Al final, las dos mujeres, la música y la payasa, celebran bailando el momento íntimo compartido con nosotros.